Encapuchados al acecho: sembraron terror en un predio semirrural

La noche del pasado martes será difícil de olvidar en una casa ubicada sobre la calle 60 entre 172 y 173. Lo que comenzó como una jornada común, enmarcada por la calma del atardecer y los sonidos del campo, se convirtió en el escenario de un asalto cinematográfico, violento y cargado de tensión, que dejó a una familia sumida en el horror y con una pérdida millonaria.

Eran las 20.00 cuando el dueño de casa, cumpliendo su rutina diaria, salió a recorrer su quinta. Un terreno amplio, rodeado de verde, donde uno podría pensar que nada malo puede pasar. Dentro de la vivienda, su pareja y su hija disfrutaban de la rutina cotidiana, sin presentir que, a tan solo unos metros, la oscuridad escondía 4 sombras decididas a todo.

Apenas diez minutos después, el hombre regresó y lo que encontró fue una escena digna de una pesadilla: gritos desgarradores desde el interior de la casa rompieron el silencio, y en segundos, una figura encapuchada emergió de la casa con un arma de fuego. El delincuente lo increpó. Quería que entrara. Pero el dueño de casa, lejos de rendirse, reaccionó con lo único que tenía a mano: su voz. Comenzó a gritar desesperadamente, pidiendo auxilio. Ese instante de valentía fue clave.

El delincuente armado, sorprendido por la reacción, no tuvo más opción que retroceder. En segundos, los cuatro sujetos encapuchados dejaron un panorama desolador. Muebles dados vuelta, cajones abiertos, objetos rotos. Y un faltante que hiela la sangre: 13 millones de pesos argentinos y 10 mil dólares en efectivo.

No buscaban electrodomésticos ni alhajas. Buscaban eso. El dinero. ¿Sabían lo que hacían? ¿Tenían marcada a la familia? La policía ahora busca dilucidar estos enigmas mientras busca pistas de los asaltantes.