Belice: selva, ruinas mayas y mar cristalino en el Caribe

Este viaje puede ser una revelación. Un país pequeño, pero inmenso en propuestas. El Gran Agujero Azul y la cueva ATM

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Pocos argentinos sabrían ubicar Belice en un mapa sin dudar. Sin embargo, este pequeño país centroamericano, flanqueado por México al norte, Guatemala al oeste y el mar Caribe al este, guarda algunos de los paisajes más fascinantes del continente. Desde la selva espesa hasta playas de arena blanca, pasando por ruinas mayas y formaciones subterráneas imponentes, Belice tiene todo para quienes buscan aventura, historia y naturaleza en estado puro. Además, es un santuario mundial del buceo y el snorkel gracias a la segunda barrera de coral más extensa del planeta y al famoso Gran Agujero Azul, considerado uno de los diez mejores sitios del mundo para sumergirse.

La ruta hacia Xunantunich, uno de los sitios arqueológicos más imponentes del país, comienza con un cruce pintoresco en una balsa que atraviesa el río Mopán gracias a un sistema manual de poleas. La entrada cuesta apenas 5 dólares beliceños (unos 2,50 USD) y permite el acceso a una ciudad ceremonial del Período Clásico maya, rodeada de selva, en cuyo centro se levanta El Castillo: una pirámide de 40 metros que conserva frisos originales y desde cuya cima se puede ver Guatemala. En el camino hacia las ruinas, los puestos de artesanos venden desde tallas en madera hasta textiles teñidos a mano, en un ambiente relajado donde se cruzan mochileros, estudiantes e iguanas tomando sol.

Otro de los imperdibles es Actun Tunichil Muknal, más conocida como la cueva ATM. Llegar requiere una caminata de una hora a través del bosque y varios cruces de río, pero la experiencia lo vale: dentro de la caverna, accesible solo con guía certificado, se encuentran restos humanos, cerámica ritual y formaciones de estalactitas colosales. El recorrido es físicamente exigente y no se permite llevar cámaras ni celulares, pero se convierte en una de las excursiones más memorables del viaje. La visita guiada cuesta 135 USD e incluye transporte, entrada, almuerzo y equipo de seguridad.

San Pedro / Web

Belice también enamora por sus costas e islas, en particular por Cayo Ambergris y su ciudad principal, San Pedro, popularizada por Madonna en su canción La isla bonita. Se llega en avionetas de 14 pasajeros desde Ciudad de Belice (unos 180 USD ida y vuelta) o en ferry (unos 38 USD ida y vuelta). Una vez allí, se impone alquilar un carrito de golf por unos 35 USD al día, ya que es el principal medio de transporte. El pueblo, animado y colorido, ofrece hospedajes desde 60 USD la noche, ideal para recorrer playas, bares de jugos frescos y puestos de ceviche junto al mar.

Desde San Pedro parten numerosas excursiones marítimas hacia la barrera de coral. Una de las más populares combina Hol Chan Marine Reserve y Shark Ray Alley, donde por 50 USD se puede nadar entre tortugas, rayas y tiburones nodriza en aguas cristalinas. Para quienes prefieren un día más tranquilo, hay paseos en velero al atardecer por unos 45 USD con bebidas incluidas, o salidas de pesca artesanal con guías locales. En tierra firme, se ofrecen clases de buceo a partir de 300 USD, con certificación PADI incluida.

El Gran Agujero Azul, ícono nacional, es un sumidero submarino de más de 300 metros de diámetro que se ve perfectamente circular desde el aire. El sobrevuelo panorámico cuesta alrededor de 300 USD por persona y permite, en 70 minutos, captar en detalle la maravilla natural que asombra incluso a los viajeros más experimentados. Quienes bucean en él, por unos 375 USD, se enfrentan a paredes verticales, cavernas y estalactitas gigantes a más de 30 metros de profundidad, en un entorno que parece suspendido en el tiempo.

Belice es un país joven, independiente del Reino Unido desde 1981, donde se habla inglés como idioma oficial pero también kriol, español y lenguas mayas. Su historia se siente tanto en la arquitectura colonial de sus pueblos como en las recetas locales a base de arroz con frijoles, fry jacks y pescado fresco. Si bien no es un destino barato, sus precios se compensan con la intensidad de cada experiencia. Para los argentinos que sueñan con un viaje distinto, de esos que no se olvidan más, Belice aparece como una joya escondida que vale cada centavo invertido.

Cayo Ambergris / Web

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