Los tratamientos para esta afección
Edición Impresa | 4 de Mayo de 2025 | 05:49

Frente a la falta de cobertura y a los costos inaccesibles para gran parte de la población, empiezan a ganar terreno tratamientos alternativos. Uno de los más utilizados en los últimos años es la aplicación de toxina botulínica, conocida popularmente como Botox, en los músculos masticadores. Los dentistas explican que pequeñas dosis de esta sustancia logran relajar los músculos involucrados en el bruxismo, reduciendo significativamente tanto el dolor como el desgaste dental. Los efectos duran entre cuatro y seis meses, y aunque tampoco suele ser un tratamiento barato, cada vez más pacientes lo eligen como una inversión que mejora su calidad de vida diaria.
Otra estrategia complementaria son los masajes terapéuticos en zonas claves como la mandíbula, la cabeza, la nuca y el cuello. Profesionales de la kinesiología y la osteopatía desarrollaron técnicas específicas que apuntan a liberar la tensión acumulada en los músculos involucrados. Según comentan los especialistas, incorporar sesiones regulares de masajes, junto con ejercicios de relajación en el hogar, puede marcar una diferencia notable, especialmente en aquellos pacientes cuyo bruxismo tiene una fuerte raíz tensional.
Un campo de investigación más novedoso y prometedor es el uso de tratamientos con cannabis medicinal, como publicó EL DIA tiempo atrás. En la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de La Plata, por ejemplo, se están realizando experiencias piloto utilizando derivados del cannabis para pacientes con patologías neurológicas complejas, entre las cuales se incluye el bruxismo severo. Los odontólogos que impulsan estas terapias destacan que los componentes de la planta, en especial el cannabidiol (CBD), poseen propiedades ansiolíticas y relajantes musculares que podrían ofrecer alivio a quienes no encuentran respuesta en las opciones tradicionales. De todos modos, aclaran que el uso de cannabis en odontología aún es incipiente y requiere más estudios clínicos que respalden su eficacia y seguridad.
Más allá de los tratamientos disponibles, los dentistas insisten en que atacar las causas subyacentes del bruxismo es fundamental. “Si no se trabaja sobre el estrés, el bruxismo no desaparece”, remarcan. De allí que recomienden, además de los abordajes odontológicos, la incorporación de prácticas como mindfulness, yoga, terapia psicológica o cualquier actividad que permita reducir la carga de ansiedad cotidiana. Porque, como bien recuerdan, la boca no miente: cada tensión que no se expresa de otra manera, termina apretándose entre los dientes.
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