Noelia Marzol: “No soy feliz si no bailo”

La bailarina reestrenó “Bloody Tango”, la puesta teatral que produce desde 2024 y que cuenta con campeones de la danza y músicos de renombre. En diálogo con EL DIA, habla sobre su pasión por el baile, la maternidad y qué la llevó a gestionar su propio show

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Desde hace años, Noelia Marzol viene sorprendiendo con su increíble capacidad para la danza, “Es mi identidad”, le dice a este medio. Ya sea en su formato más erótico con su paso por “Sex”, donde llegó a bailar en pleno embarazo, o en sus increíbles piruetas en “Bailando por un Sueño”, la bailarina brilla en cada escenario que pisa. En 2024, Marzol dio un paso más allá y se lanzó como productora teatral de su propio espectáculo, “Bloody Tango”, un show con talentosos músicos y bailarines en escena que, tras una exitosa primera temporada, volvió a reestrenar.

“Yo vivo un sueño, me halaga muchísimo que cada persona que le conté el proyecto aceptó. Los bailarines son todos campeones, viajan por el mundo, y a todos les entusiasmó la propuesta de acercar el tango a la gente joven, porque hay un público que consume tango que no hay que arrastrarlo a las funciones (risas), pero a otros que sí, aunque vino gente muy muy joven, como mis sobrinos de 12 años”, cuenta a EL DIA la artista, quien para esta puesta, que se presenta en el Teatro Broadway, cuenta con la talentosa cantante, Ana Devin y el bailarín Jonathan Lazarte. “Ella me parece fabulosa, tiene una imagen muy genial, está toda tatuada y no tiene nada que ver con lo que asociamos con el tango; y Jonathan es el mejor bailarín/partenaire que conozco”, destaca.

Según cuenta, Marzol no es una ajena al mundo del tango, aunque reconoce que en la adolescencia se peleó un poco con el género “por eso de que se dice que es música para gente grande o que es aburrido y melancólico”, comenta. Sin embargo, en esta apuesta teatral, la bailarina recoge los recuerdos de su infancia -con su abuelo que era un apasionado del tango y su familia que asistía a peñas y disfrutaba de la música- para intentar “darle una vuelta de tuerca, hacer algo acrobático, que sea un espectáculo que conecte a la gente con la pasión y la euforia”.

“El proceso previo a montar el show fue muy agotador, porque fue mi primera experiencia y mucho lo fui aprendiendo a base de errores, así que costó el doble, pero quedó un producto muy lindo”, recuerda. “Yo soy bastante exigente y por eso se me complicó mucho la previa, porque quería todo perfecto. Ahora con el reestreno siento mucha alegría, siempre digo que era un proyecto que arrancó como una juntada de amigos que estaba pensado en dos funciones y ahora es una sorpresa volver a ver al público expectante cada vez que se abre el telón”, agrega con emoción.

LA DANZA COMO ESTANDARTE

Noelia baila desde los cuatro años y a pesar de lo que muchos puedan imaginar, la danza no fue algo impuesto. “Lo empecé a hacer porque vi a unas chicas haciendo gimnasia rítmica en un club de barrio y le pedí a mi mamá que me inscriba. Creo que no soy feliz si no bailo”, afirma. Lo que es más, su pasión es tal que cuando estuvo haciendo otros trabajos actorales en donde la danza no formaba parte del día a día, lloraba de angustia cuando iba a una función y veía a alguien bailar: “Para mí la danza es todo, es mi motor, mi pasión y mis ganas de vivir”, reconoce.

Segura sobre su performance debido a su extensa formación, la bailarina recuerda que uno de los halagos que recibió del gran Antonio Gasalla fue este de la confianza y la pisada escénica. “Siempre tengo la necesidad de seguir bailando y para no aburrirme busco nuevos desafíos y cosas que me incomoden... Ya dije que cuando tenga que dejar de bailar voy a morir de tristeza, por eso empecé a producir para poder seguir conectada a la danza, pero desde otro lugar”.

Para “Bloody Tango”, que se presenta todos los jueves a las 20 horas en el Teatro Broadway, Marzol reconoce que llega a dar todo arriba del escenario: “Físicamente no tengo ningún entrenamiento extra que no sean los ensayos en sí. Ensayamos más de cuatro horas por día y entre funciones, en la semana seguimos entrenando mucho. Igual en función siempre damos más y la euforia nos lleva a usar mucha más energía y terminamos agotados porque lo damos todo”, dice.

 

Noelia Marzol

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