Jubilados y el colectivo de Ni una Menos en masiva marcha

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Los jubilados, el colectivo feminista Ni Una Menos, médicos del Garrahan, estudiantes, discapacitados artistas y la CGT concretaban ayer una multitudinaria movilización en las inmediaciones del Congreso contra el “ajuste” del Gobierno de Javier Milei. El Ministerio de Seguridad, en tanto, dispuso el corte total del tránsito en las calles aledañas para garantizar el cumplimiento del protocolo antipiquetes, por lo que cualquier vehículo de la zona veía impedido su paso. No hubo incidentes.

Las inmediaciones del Congreso de la Nación fueron una vez más el escenario de una movilización contra el gobierno nacional Es que a la marcha de los jubilados, se sumaron los trabajadores del Hospital Garrahan, quienes mantienen una protesta por reclamos salariales, junto con el colectivo de Ni Una Menos, a 10 años de la primera convocatoria en el país.

Sobre la calle hubo sillas de ruedas alineadas, muchas con globos blancos atados. Las madres estaban sentadas en el suelo con carteles plastificados: “Sin pagos no hay terapias”, “Nuestros hijos no pueden esperar”. Una niña con parálisis motriz sonríe al ver una burbuja flotando cerca.

“La obra social dice que no me puede cubrir la terapia de mi hijo. ¿Cómo se explica eso cuando mi hijo necesita tres terapias por semana?”,preguntó Fernanda Vázquez, mamá de Joaquín.

Lucía Cavallero, una de las fundadoras del colectivo femenino de Ni una Menos sostuvo que la movilización logró articular a los distintos sectores que le dicen “basta a las políticas de crueldad y de ajuste del gobierno de Milei”.

“Como feministas no podíamos mirar para otro lado ni dejar de acompañar a las y los jubilados. Por eso decidimos convocar y organizar esta movilización multitudinaria, que no solo reivindica la lucha de las mujeres por nuestros derechos, sino que también representa un llamado a poner un límite al gobierno”, expresó.

Sobre el asfalto hay carteles con letras torcidas que dicen: “No al hambre jubilado”. Se escucha el retumbar de bombos lejanos y cada tanto alguien grita: “¡Gobierno, escucha, los viejos en la lucha!”.

“Yo trabajé 35 años en una fábrica de papel y cobro 240 mil pesos todos los meses. ¿Qué pago con eso? ¿La comida o los remedios?”, dice Carlos, de 78 años, con gorra de lana y bufanda bordó.

“No venimos por deporte, venimos porque no podemos más. ¿Cuántos miércoles más vamos a tener que venir?”, suma Elda Fernández, jubilada.

Pasadas las 18, la plaza del Congreso comenzó a vaciarse lentamente, en paz.

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