En el invierno también hay que cuidar la piel

El frío, el viento y la baja humedad pueden ser muy agresivos, deshidratándola y volviéndola más sensible. Consejos de profesionales

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Durante el invierno, la piel sufre la dureza de las bajas temperaturas. Actuando como la primer barrera protectora del cuerpo, el rostro, las manos y los labios son las zonas más expuestas y por eso tienden a resecarse, enrojecerse o agrietarse con mayor facilidad. Para evitar complicaciones, desde la Sociedad de Dermatología de La Plata, se planteó una serie de consejos.

Entender cómo responde la piel a las bajas temperaturas es clave para prevenir molestias y evitar que se agraven problemas dermatológicos preexistentes. El viento y la baja humedad, suelen deshidratarla y volverla más sensible. Por eso, durante las olas polares hay que prestarle atención al cuidado.

Entre las principales consecuencias del frío extremo se encuentran la sequedad, la tirantez, el enrojecimiento, la picazón y, en algunos casos, grietas e irritaciones.

Asimismo, hay enfermedades que se ven agravadas con el clima invernal, como la rosácea, la urticaria por frío, la esclerodermia, la enfermedad de Raynaud, los eczema, las psoriasis, las alergias, la dermatitis seborreica, la ictiosis y el eritema pernio (sabañones).

Para prevenirlas, según la Sociedad de Dermatología de La Plata es recomendable incorporar hábitos a la rutina diaria. Entre esos, la hidratación con cremas más ricas y densas, con ingredientes como ceramidas o ácido hialurónico. Hay que aplicarlas generosamente. Especialmente, después de la ducha o el baño, cuando la piel aún está ligeramente húmeda para sellar la hidratación.

También se recomiendan los hidratantes para los labios, una zona especialmente vulnerable al frío.

Por otra parte, también se destaca la importancia de cuidar la hidratación interna a través el consumo de agua.

Con respecto a la higiene, se recomendó desarrollarla de manera “suave y cuidadosa”, evitando el agua muy caliente.

En otro orden, aunque parezca una medida típica del verano hay que seguir usando protector solar.

Otra medida de impacto favorable para la piel es usar ropa adecuada: bufandas, gorros y guantes para proteger el rostro y las manos del viento y las bajas temperaturas. La ropa de lana puede ser irritante para algunas pieles sensibles, así que considera usar una capa de algodón debajo.

También aportan los guantes al salir al exterior y al realizar tareas que puedan agredir las manos. A la vez, se recomienda recurrir a cremas específicas para manos y pies.

Finalmente, hay que evitar exfoliar en exceso. Si bien la exfoliación es importante, en invierno es mejor reducir su frecuencia o usar exfoliantes más suaves.

Desde la Asociación también se recomienda prestar atención si la piel se irrita mucho, si las manos cambian de color con el frío, si los labios se secan o agrietan. En esos casos, conviene consultar a un dermatólogo, se indicó.

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