Revuelo por las fotos de Vogue

Edición Impresa

La edición impresa de agosto de la revista de moda Vogue desató una gran controversia tras el adelanto de la campaña de la marca Guess, protagonizada por modelos generadas con inteligencia artificial. Las imágenes, de aspectos hiperrealistas y hegemónicos, fueron creadas en la agencia Seraphinne Vallora (que las anticipó en Instagram), ya que utiliza esta tecnología para producir “avatares visuales casi indistinguibles de una persona real”. Aunque el aviso de que las modelos no era humanas figuraba en letra chica, para muchos lectores fue apenas perceptible. Como efecto dominó, modelos, activistas y expertos de todas las áreas denunciaron que la inclusión de este tipo de imágenes “refuerza estándares de belleza inalcanzables, pone en riesgo puestos laborales dentro de la industria y promueve una representación poco diversa de los cuerpos”. Desde organizaciones como Model Alliance alertaron que “la creciente presencia de modelos sintéticas amenaza la estabilidad laboral de modelos reales”, mientras que activistas como Felicity Hayward consideraron el gesto como “un retroceso en materia de inclusión”. Además, profesionales de la salud mental advirtieron sobre los “posibles impactos negativos en la autoimagen, especialmente en audiencias jóvenes”. A pesar de la polémica, desde la agencia creativa defendieron el trabajo alegando que la IA es apenas una herramienta más, comparable al retoque digital, y afirmaron que su intención no es reemplazar a modelos humanas sino ampliar las posibilidades visuales del marketing. Sin embargo, el revuelo fue tal que muchos lectores decidieron cancelar sus suscripciones a la histórica revista, en señal de repudio.

 

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