El equipo necesita una vuelta de tuerca

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Lejos de la frase de El Eternauta, “lo viejo funciona”, en este Gimnasia de Orfila hay cosas (viejas y no tanto) que han dejado de funcionar. Casi en espejo con el ciclo anterior comandado por Diego Flores, tras sumar 7 puntos sobre 9 el funcionamiento se deshilachó. O, pero aún, el juego de los primeros 45 fue uno de los tantos espejismos de los últimos años. El tiempo, como siempre, marcará cuál es la realidad. El Tripero perdió contra el peor equipo de la temporada y dejó dos sensaciones tristes: que se le gana con poco y que su nivel está demasiado cerca del último en ambas tablas, la anual y la de promedios.

No es noticia la falta de gol del conjunto Tripero, que solamente hizo más de un gol en dos ocasiones en los 24 partidos del año, en ambas justamente ante Godoy Cruz. La lesión de Norberto Briasco llegó a profundizar los problemas de ataque, una realidad impensada apenas un mes atrás, cuando el armenio parecía con los días contados en el Lobo. Que si ausencia sea un problema -mas allá de la lesión de Jan Hurtado - marca a las claras la complejidad del problema. Gimnasia genera poco juego y abastece a sus delanteros con pocas pelotas de calidad. Así, Marcelo Torres trata de sacarle jugo a las piedras, como sucedió en la soledad del primer tiempo ante San Martín.

El otro problema grande está en la mitad de la cancha, dónde Facundo Di Biasi pagó los platos rotos de las dos primeras fechas mientras Mateo Seoane, ahora titular en ese puesto, no ha mostrado un rendimiento superador. En San Juan, ante un equipo muy pobre, el Lobo no pudo hacer pie en el centro de la cancha, desde donde el partido se le convirtió en un enigma. Y Garayalde no termina de explicar con su juego por qué ha sido titular con los últimos tres entrenadores triperos.

Obligado a lastimar por los costados, los chispazos de Jeremías Merlo y la voluntad de Manuel Panaro no siempre alcanzan. Afuera esperan Piedrahíta (otra vez lesionado), Maxi Zalazar y el colombiano Pérez, pero ninguno demostró aportar soluciones para el funcionamiento ofensivo.

Bautista Merlini, con poco, demuestra con cada ingreso que merece ser titular. Y la vuelta de Hurtado es tan importante para Gimnasia como si se tratara de Delio Onnis o el Pampa Sosa, aún cuando el venezolano todavía no convirtió goles desde su llegada por segunda vez al Lobo. Y en el centro del campo, ¿no será la hora de Augusto Max? Su pierna fuerte y cierto espíritu amateur parecen ser una necesidad para un equipo que -en las derrotas- asoma como un canto a la tibieza.

Del centro para atrás, no hay demasiadas cosas que rever. Los nombres son estos, más allá de la chapa de Germán Conti. Sin embargo, Gastón Suso deberá adaptarse a este fútbol siglo XXI en el cual toda mano es penal, porque Espinoza y el VAR le cobraron la tercera mano calcada, idéntica, a las sanciones ante Independiente y Deportivo Riestra en aquel penal que no debió cobrarse por infracción previa y que Nelson Insfrán atajó en el Bosque.

Gracias a la derrota de Talleres, Gimnasia respira con 5 puntos de ventaja. Hay tiempo. Pero, también, hay una obligación de cambiar ahora para no sufrir hasta fin de año.

 

Gimnasia

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