No paran las malas noticias para el Gobierno de Milei
Edición Impresa | 19 de Septiembre de 2025 | 03:09

Germán López
El gobierno de Javier Milei atraviesa su momento más difícil, sin capacidad de reacción e imposibilitado de generar un diálogo que le permita salir de la encerrona a la que el mismo ha contribuido. Después del resultado adverso del 7 de septiembre, como una bola de nieve las malas noticias se suceden sin que la administración libertaria muestre una reacción.
Los gobernadores aliados y dialoguistas acaban de darle un no rotundo a la intención oficial de seguir manteniendo el control de los ATN. Esos mismos gobernadores que no hace mucho pugnaban por un acuerdo razonable para repartir fondos y chocaban con la indiferencia, hoy pagan con la misma moneda.
Así, pudo verse a la diputada mendocina Pamela Verasay, alineada con Alfredo Cornejo, uno de los gobernadores más amigos de Milei, votar en contra de los vetos al aumento de presupuesto universitario y a la emergencia en el Garrahan.
Otro tanto puede decirse de los aliados del PRO. El miércoles la diputada Silvia Lospennato recibió una dura reprimenda -a los gritos y en medio del recinto- del jefe de su bloque Cristian Ritondo por haber votado en contra de los vetos y de la postura de su bancada. También María Eugenia Vidal eligió el camino de la divergencia al abstenerse en la votación.
A estas deserciones de los aliados se suman las propias. Lo que en sus inicios los libertarios presentaban como uno de sus activos más valiosos -la integración de figuras sin pasado en la política- terminó convirtiéndose en uno de sus mayores problemas.
En medio de una crisis y sometido a violentos embates parlamentarios, el oficialismo no logró alinear a su propia tropa y vio cómo quienes ayer formaban su propio ejército hoy se dan vuelta y votan con la oposición iniciativas que lo perjudican. Son los casos de Lourdes Arrieta, Marcela Pagano, Oscar Zago, Eduardo Falcone, Carlos D’Alessandro y Gerardo González y otros.
En las elecciones vienen dándose un porcentaje de ausentismo muy elevado que probablemente corresponda al electorado más moderado, aquel que en 2023 votó por Milei espantado ante la posibilidad de que ganara nuevamente el kirchnerismo. A ese electorado, hoy enojado y decepcionado con el gobierno tendría que tratar de convencer el Presidente. Pero nada se mueve en esa dirección.
La explicación a tanto aislamiento tal vez haya que encontrarla en la arrogancia con la que se condujo un gobierno integrado por novatos, que creyeron que venían a inaugurar una “Nueva Política”. Esa arrogancia fue lo que los llevó a desestimar ofrecimientos de muchos de los que hoy se ubican en la vereda opuesta. Como resumiera Miguel Ángel Pichetto, “no se dejan ayudar”.
En la política los errores de la soberbia siempre se pagan y hoy el resultado es que un gobierno a la defensiva, derrotado en una elección local que fue nacionalizada erróneamente, contribuyó al crecimiento de la figura que justamente se pretendía derrotar.
Días difíciles le esperan a Milei con los datos de la economía que empeoran día a día por las malas decisiones políticas. Y un trayecto que parece eterno hacia la crucial elección del 26 de octubre donde se juega a todo o nada.
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