“Una batalla tras otra”: una violenta odisea de Leo Di Caprio por Estados Unidos
Edición Impresa | 22 de Septiembre de 2025 | 05:07

Se terminó el verano en el hemisferio norte, se terminaron las vacaciones, y entonces Hollywood guarda sus grandes tanques, las películas de acción, superhéroes y fantasía que atraen al público juvenil a las salas, y empieza una nueva búsqueda: la caza de los premios. Con la apertura del festival de Venecia, primera parada no oficial de cara a los Oscar, comienza la temporada de alfombra roja en las salas, el desembarco de las películas que buscan una nominación a los Premios de la Academia.
Pero, ¿y si una película pudiera ser las dos cosas a la vez? Eso es lo que propone el cineasta Paul Thomas Anderson (“Boogie Nights”, “Magnolia”) en “Una batalla tras otra” su última película, una verdadera montaña rusa con persecuciones de autos, sátira política y una pareja despareja de padre e hija atravesando desventuras.
Es una manera de describir la película que llega a las salas locales el jueves: basada libremente en “Vineland”, novela de Thomas Pynchon (segunda adaptación que PTA realiza sobre Pynchon, tras “Vicio propio”), la cinta tiene a Di Caprio encarnando a Bob Ferguson, un ex revolucionario cuya vida da un giro cuando su hija (Chase Infiniti) es secuestrada por un enemigo de su pasado. Desesperado por recuperarla, Bob se ve obligado a confrontar viejas heridas y a recurrir a un grupo de antiguos compañeros revolucionarios liderados por el experimentado Sensei Sergio (Benicio Del Toro), un profesor de karate.
Juntos planean enfrentarse a fuerzas peligrosas, combinando astucia, estrategia y habilidades adquiridas en su pasado militante. La historia mezcla acción, suspenso y redención mientras Bob lucha por salvar a su hija y reconciliarse con su historia.
“Creo que cualquier padre siempre se siente un poco como un fracaso... Fue muy fácil para mí entender a mi personaje protagonista”
Paul Thomas Anderson,
director de "Una batalla tras otra"
“Tengo tres hijas, así que fue muy fácil para mí conectarme con Bob. Fue muy fácil para mí apreciar a Willa y sentir algo profundo por ella”, contó Anderson. “Creo que cualquier padre siempre se siente un poco como un fracaso... Fue muy fácil para mí entenderlo”.
VIOLENCIA CÍCLICA
La película de Anderson es también una odisea que abarca décadas donde la violencia armada, el poder y las deportaciones se repiten. Fue filmada en VistaVision y tiene más de dos horas y media de duración, pero se siente íntima y rápida. En ella hay fabricación de bombas, un grupo radical llamado French 75, escenas candentes con Perfidia (Teyana Taylor), la madre de Willa, y un coronel llamado Lockjaw (Sean Penn) que se enamora de Perfidia. También tiene su carga de humor.
Bob es “un personaje del que tienes expectativas, que un hombre que viene del mundo del espionaje, siendo un revolucionario, va a tener todas las respuestas correctas”, señaló DiCaprio. “Pero (Anderson) lo establece en una circunstancia de la vida real en la que está teniendo una discusión con su hija cuando la conoce por primera vez, 16 años después. Está tratando de conectarse con una nueva generación, tratando de ser un buen padre, pero no tienen relación. Y él ni siquiera puede recordar una contraseña, es una serie de errores”.
Anderson señaló que una de las grandes ventajas del filme para establecer su tono de acción y suspenso fue que pudieron filmar en múltiples locaciones.
”Éramos un circo muy itinerante”, afirmó Anderson. “Fuimos por toda California hasta El Paso. Entonces, cuando tienes ese tipo de viajes juntos, te pone en una especie de espacio mental, un espacio de equipo, ¿sabes? Estar viviendo juntos en algún lugar, realmente ir a trabajar juntos, y hay un frente unificado para tratar de mantenerlos trabajando y pasar un buen rato haciéndolo”.
En resumen: una gloriosamente desordenada y alocada montaña rusa a través de la Estados Unidos moderna, donde las luchas políticas nunca mueren, solo se repiten: los ciclos de opresión y resistencia se sienten palpablemente en la película de Anderson, una odisea que abarca décadas donde la violencia armada, el poder blanco y las deportaciones de inmigrantes se repiten en un baile continuo, tanto farsesco como trágico.
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