“Pedro Páramo”: los murmullos no se apagan

Publicada en 1955, la novela de Juan Rulfo convirtió a Comala en un lugar mítico donde conviven vivos y muertos

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Cuando en 1955 apareció “Pedro Páramo”, pocos podían anticipar que ese libro breve, escrito por un autor hasta entonces casi desconocido, iba a convertirse en uno de los grandes clásicos de la literatura latinoamericana. Juan Rulfo, con apenas dos libros en toda su carrera, “El llano en llamas” y esta novela, fue capaz de instalar una voz inconfundible que aún hoy resuena como una marca de origen. Años más tarde, en la década del sesenta, cuando la narrativa hispanoamericana alcanzaba su reconocimiento mundial, la obra de Rulfo fue señalada como uno de los pilares sobre los que se construyó ese prestigio.

La historia que propone Rulfo se abre con un mandato íntimo: Juan Preciado promete a su madre, en el lecho de muerte, que viajará a Comala para conocer a su padre, Pedro Páramo. Lo que inicia como una búsqueda de filiación —el anhelo de un hijo por conocer su origen— pronto se convierte en un viaje al inframundo. Comala no es un pueblo vivo, sino un territorio arrasado por la desolación, donde las voces de los muertos siguen habitando las calles, los patios, las casas en ruinas. En ese espacio, el protagonista se enfrenta a murmullos, confesiones y recuerdos que van tejiendo la verdadera historia de su padre y, al mismo tiempo, el destino trágico de toda una comunidad.

Pedro Páramo aparece entonces como un cacique temido, dueño absoluto de la hacienda de la Media Luna. Un hombre que encarna el poder sin límites, el autoritarismo y la violencia sobre cuerpos y voluntades. Su figura se reconstruye a través de las voces de los otros: amantes, enemigos, campesinos, sacerdotes, todos arrastrados por la fuerza de un hombre que confundió deseo con dominio. Entre esas voces, resuena con fuerza la de Susana San Juan, la mujer a la que Pedro amó con obsesión, incapaz de aceptar su indiferencia. Su muerte, precipitada por la locura y las heridas de un pasado insoportable, sella la caída del cacique y acelera la ruina de Comala.

LA OBRA

La estructura de la novela es fragmentaria y coral. Los recuerdos de los habitantes se entrelazan con la experiencia de Juan Preciado, que pronto deja de ser un narrador vivo para convertirse en una voz más entre los muertos.

Ese desdibujamiento entre lo real y lo espectral, entre la vigilia y el sueño, instala una de las innovaciones más potentes de Rulfo: la creación de un territorio narrativo donde el tiempo no avanza linealmente, sino que se expande en ecos, murmullos, silencios. El lector transita el mismo desconcierto que el protagonista, atrapado en una atmósfera donde los límites entre la vida y la muerte son irreconocibles.

La influencia de escritores como Faulkner, Joyce o Woolf se percibe en las rupturas temporales, en la polifonía de voces y en el peso lírico de cada escena.

Pedro Páramo
JUAN RULFO
Editorial: Rm
Páginas: 132
Precio: $18.000

 

Pedro Páramo
Juan Rulfo

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