Un peronismo muy motivado, también fue clave en el revés libertario

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Mariano Pérez de Eulate

mpeulate@eldia.com

Una de las claves para entender el resultado del domingo en la Provincia, que ubicó a La Libertad Avanza como claro perdedor, es que el oficialismo nacional enfrentó a un peronismo absolutamente motivado, después de un año y medio de desconcierto y repliegue luego de la derrota nacional del 2023. Aquella motivación hay que rastrearla, sobre todo, en dos ejes generales.

Uno: el olfato de los experimentados caudillos, en especial en el Conurbano, para percibir que a Javier Milei se le había acabado el período de gracia que le concedió la sociedad desde que asumió la Presidencia y se abocó a ajustar la economía, con el dogma sagrado de bajar la alta inflación como objetivo central y palpable. Primera línea en la relación con el vecino común, los intendentes percibieron la queja social de que el mes queda demasiado largo respecto al sueldo o a los ingresos cuenta propistas.

Dos: el desdoblamiento electoral “provincializó” la batalla en términos políticos reales, aunque no en materia dialéctica. Los intendentes de todos los colores se jugaban el domingo la pelea de pago chico propia, entendida como la configuración de los concejos deliberantes. Se sabe: esa es la obsesión comarcal de cualquier jefe comunal. Asegurarse un número en los deliberativos locales que le asegure tranquilidad institucional, la aprobación de presupuestos y rendiciones de cuentas sin mayores sobresaltos, el alejamiento del fantasma de las destituciones.

En unos 85 de los 135 distritos de la Provincia hay un intendente justicialista que el domingo activó el “know how” de los días de elecciones, el manual de cómo jugar el comicio. El despliegue de los formidables aparatos electorales locales fue evidente. Dicen, por ejemplo, que se llegaron a pagar hasta 130 mil pesos a taxis y remises para llevar gente a votar durante toda la jornada. También, que en muchos puntos del Conurbano la generosidad estatal local incluyó reparto de comida y hasta de bicicletas. Y, como se votaba con la tradicional boleta sábana, el PJ pudo desplegar su “expertise” en la tarea de fiscalización, que incluye ciertas picardías históricas.

Experimentados caudillos vieron que a Milei se le había acabado el período de gracia

Sobre este punto, parece además que los libertarios se la sirvieron en bandeja a los justicialistas. Habrían existido serias fallas en la red de fiscales violetas en casi todo el Conurbano, con ausencias en muchas mesas o falta de capacitación de los fiscales designados. El tema dependía del armador karinista Sebastián Pareja.

Aquella falta en el control de los votos se habría producido además porque los violetas habrían desdeñado la ayuda que sí recibieron de los amarillos del PRO en el balotaje que consagró a Milei: una legión de fiscales con varias elecciones encima. Esos reparos serían fruto de desconfianzas al macrismo en general y, particularmente, por cierta soberbia evidenciada por los estrategas de la Casa Rosada luego de sólo veinte meses de gestión.

Cómo jugó la interna

El duelo acallado pero real que además vive el peronismo intramuros, que tensa la relación entre Axel Kicillof y el cristi-camporismo, jugó su parte. La legión de más de 40 intendentes peronistas que responden al gobernador se obsesionó con asegurar sus territorios y ofrendarle un triunfo que lo fortalezca políticamente. Por eso, muchos decidieron ser candidatos a concejales testimoniales, para poner el nombre propio en las boletas municipales aún sabiendo que nunca asumirán esas bancas para las que fueron votados el domingo. Una estafa electoral que en algún momento la política deberá encontrar la forma de evitar.

Para otro sector importante del peronismo, más ligado a Cristina Kirchner, la detención de la ex- presidenta por corrupción también actuó como motivador de la pelea del último domingo. Para ellos, había que ganar para demostrar que “la gente no la quiere presa”, aunque eso sea un reduccionismo sectorial: en esa lógica “la gente” es la feligresía fanática que la sigue a muerte, algunos de los cuales fueron hacia su lugar de detención cuando ya se conocían los resultados para vivarla por un triunfo que, en verdad, es casi todo de Kicillof, quien insistió en desdoblar el comicio a pesar de las resistencias de ella -y de Sergio Massa- y se puso la campaña provincial al hombro durante un mes largo.

 

 

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