El Pasaje Dardo Rocha, un símbolo de la ciudad que no termina de despertar
| 23 de Abril de 1999 | 00:00

El Pasaje Dardo Rocha es como un gigante dormido. Por historia, es el símbolo de una ciudad y de una época donde las ideas crecían bajo el brillo de la fastuosidad. Pero por realidad, es apenas un fantasma de aquellos tiempos. Un fantasma de sueño lento y pesado. Sucede que, pese a los anuncios y las promesas, el emblemático edificio de 7 y 50 sigue sin poder despertar de su letargo, de esa apatía que lo pone más cerca del abandono que del justo reconocimiento histórico.
Según se aseguró más de una vez desde la Comuna, en enero de este año el Pasaje iba a estar funcionando como un centro de convenciones donde, entre otras cosas, se podrían encontrar bares temáticos, salas de exposición, cines, muestras de fotografía y pintura. Sin embargo, hoy en día ni siquiera se pudieron habilitar los tradicionales cursos que se realizan todos los años. Y lo que es peor: tampoco se sabe cuándo podrán habilitarse.
La suspensión de estos cursos, sumado a la fisura del hall central del edificio conocida la semana pasada (ver aparte), son apenas indicios de una realidad que ni las propias autoridades comunales pueden obviar. El edificio no cumple las actividades que se habían prometido, y cada vez está más lejos de parecerse a ese ambicioso centro cultural que se había anunciado. La pregunta es lógica: ¿por qué?
Para Graciela Scipioni, subsecretaria de Cultura municipal, los retrasos en la inauguración del "nuevo Pasaje" se deben "a cuestiones de la obra, pero la idea de convertirlo en un importante centro de convenciones sigue vigente. Es más, calculamos que el 25 de mayo vamos a poder inaugurar la planta baja del edificio, y que en junio va a estar listo el segundo piso. Es sólo cuestión de tiempo".
Tiempo, esa palabra parecería jugar en contra del Pasaje. Y no por una cuestión simbólica, sino porque la transformación del edificio se viene anunciando desde principios de está década, cuando comenzó a decirse que "en poco tiempo" el lugar iba a convertirse en el polo cultural más importante de la Provincia. Una vez más, del dicho al hecho corre un largo trecho.
"Los talleres no van a desaparecer, simplemente están suspendidos por los trabajos que se realizan", aseguró Scipioni, y agregó que las demoras que giran en torno a la obra "muchas veces se generan por factores externos al proyecto municipal".
El Pasaje Rocha está bajo la órbita de la dirección municipal de Cultura, de la que depende una administración General que se encarga de generar recursos a través del alquiler de espacios (generalmente para muestras), además de controlar cuestiones como el mantenimiento y la seguridad.
El personal total dependiente de la Comuna es de unos 70 empleados. Además, hasta el año pasado trabajaban 27 docentes que dictaban los cursos que ofrecía la Escuela Taller de Arte. Según el municipio, el único espacio concesionado del edificio es el bar, que da sobre el ala de la calle 50.
Vale recordar que el tan anunciado proyecto habla de un centro de convenciones donde, en su planta baja, funcionarán bares temáticos, bibliotecas y salas de exposiciones, mientras que en su segundo piso estarán destinadas todas las actividades relacionadas con el cine, para lo que se prevé incorporar un equipo de proyectores.
Las tareas que se vienen realizando son, concretamente, la demolición de tabiques, mampostería, cielo raso y parte de la mampostería original. A su vez, la estructura se mantiene con refuerzos de vigas que recorren el techo y las paredes. Estos trabajos no tocarán la fachada original, ya que se la pretende preservar por su valor histórico.
El plan, además de la construcción de una sala de teatro experimental y cine arte, contempla como se dijo la apertura de un bar temático en la esquina de 6 y 49, frente a otros dos locales comerciales del mismo rubro. En el caso del pasaje, según se dice, el bar tendrá como rasgo predominante crear un canal cultural con la difusión de distintas actividades vinculadas a esa área.
La inversión demandada por este reacondicionamiento es de 400 mil pesos, que incluye la demolición parcial de algunas estructuras, la refacción de escalinatas exteriores, la instalación de un sistema de iluminación y video, y la remodelación de la galería que está sobre la calle 49.
Reconociendo el retraso en los trabajos, los arquitectos de la obra aseguraron nuevamente que "en poco tiempo" el Pasaje va a cambiar su cara, y agregaron que todas las tareas están centradas en "respetar el proyecto original de la iniciativa, que apunta hacer del lugar un complejo cultural muy importante".
Hasta el momento, y pese a lo visible de algunas tareas, siguen siendo todas promesas. Hoy, a casi 17 años de haber pasado de la órbita provincial a manos de la Comuna, el Pasaje Dardo Rocha continúa buscando -tal vez como la ciudad misma- un destino que lo jerarquice definitivamente. Las promesas están echadas, y una vez más el tiempo tendrá la última palabra.
Según se aseguró más de una vez desde la Comuna, en enero de este año el Pasaje iba a estar funcionando como un centro de convenciones donde, entre otras cosas, se podrían encontrar bares temáticos, salas de exposición, cines, muestras de fotografía y pintura. Sin embargo, hoy en día ni siquiera se pudieron habilitar los tradicionales cursos que se realizan todos los años. Y lo que es peor: tampoco se sabe cuándo podrán habilitarse.
La suspensión de estos cursos, sumado a la fisura del hall central del edificio conocida la semana pasada (ver aparte), son apenas indicios de una realidad que ni las propias autoridades comunales pueden obviar. El edificio no cumple las actividades que se habían prometido, y cada vez está más lejos de parecerse a ese ambicioso centro cultural que se había anunciado. La pregunta es lógica: ¿por qué?
Para Graciela Scipioni, subsecretaria de Cultura municipal, los retrasos en la inauguración del "nuevo Pasaje" se deben "a cuestiones de la obra, pero la idea de convertirlo en un importante centro de convenciones sigue vigente. Es más, calculamos que el 25 de mayo vamos a poder inaugurar la planta baja del edificio, y que en junio va a estar listo el segundo piso. Es sólo cuestión de tiempo".
Tiempo, esa palabra parecería jugar en contra del Pasaje. Y no por una cuestión simbólica, sino porque la transformación del edificio se viene anunciando desde principios de está década, cuando comenzó a decirse que "en poco tiempo" el lugar iba a convertirse en el polo cultural más importante de la Provincia. Una vez más, del dicho al hecho corre un largo trecho.
"Los talleres no van a desaparecer, simplemente están suspendidos por los trabajos que se realizan", aseguró Scipioni, y agregó que las demoras que giran en torno a la obra "muchas veces se generan por factores externos al proyecto municipal".
El Pasaje Rocha está bajo la órbita de la dirección municipal de Cultura, de la que depende una administración General que se encarga de generar recursos a través del alquiler de espacios (generalmente para muestras), además de controlar cuestiones como el mantenimiento y la seguridad.
El personal total dependiente de la Comuna es de unos 70 empleados. Además, hasta el año pasado trabajaban 27 docentes que dictaban los cursos que ofrecía la Escuela Taller de Arte. Según el municipio, el único espacio concesionado del edificio es el bar, que da sobre el ala de la calle 50.
Vale recordar que el tan anunciado proyecto habla de un centro de convenciones donde, en su planta baja, funcionarán bares temáticos, bibliotecas y salas de exposiciones, mientras que en su segundo piso estarán destinadas todas las actividades relacionadas con el cine, para lo que se prevé incorporar un equipo de proyectores.
Las tareas que se vienen realizando son, concretamente, la demolición de tabiques, mampostería, cielo raso y parte de la mampostería original. A su vez, la estructura se mantiene con refuerzos de vigas que recorren el techo y las paredes. Estos trabajos no tocarán la fachada original, ya que se la pretende preservar por su valor histórico.
El plan, además de la construcción de una sala de teatro experimental y cine arte, contempla como se dijo la apertura de un bar temático en la esquina de 6 y 49, frente a otros dos locales comerciales del mismo rubro. En el caso del pasaje, según se dice, el bar tendrá como rasgo predominante crear un canal cultural con la difusión de distintas actividades vinculadas a esa área.
La inversión demandada por este reacondicionamiento es de 400 mil pesos, que incluye la demolición parcial de algunas estructuras, la refacción de escalinatas exteriores, la instalación de un sistema de iluminación y video, y la remodelación de la galería que está sobre la calle 49.
Reconociendo el retraso en los trabajos, los arquitectos de la obra aseguraron nuevamente que "en poco tiempo" el Pasaje va a cambiar su cara, y agregaron que todas las tareas están centradas en "respetar el proyecto original de la iniciativa, que apunta hacer del lugar un complejo cultural muy importante".
Hasta el momento, y pese a lo visible de algunas tareas, siguen siendo todas promesas. Hoy, a casi 17 años de haber pasado de la órbita provincial a manos de la Comuna, el Pasaje Dardo Rocha continúa buscando -tal vez como la ciudad misma- un destino que lo jerarquice definitivamente. Las promesas están echadas, y una vez más el tiempo tendrá la última palabra.
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