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El sindicalista que quedó bajo la lupa del país

4 de Marzo de 2003 | 00:00
Podría decirse que todo el mundo conoce la más célebre de sus frases. "Si dejamos de robar dos años, sacamos el país adelante", dijo a comienzos de los '90 Luis Barrionuevo. "No hice la plata trabajando; nadie hace la plata trabajando en este país", fue otro de sus conceptos famosos, desde el cinismo con que Barrionuevo suele hacer gala de una sinceridad que en rigor trasunta la impunidad de la que se sabe dueño y que corroboró con esas autoincriminaciones públicas sin consecuencias en la Justicia.
Pero no todo el mundo sabe que este hombre, que en las últimas jornadas se convirtió en el eje de la más grave crisis institucional en mucho tiempo -porque afectó la base misma del sistema democrático, como lo son las elecciones-, hace casi 30 años que está encaramado en la cima del poder político en la Argentina, con decisiva incidencia en algunos capítulos centrales de la vida del país.

EL PODER SINDICAL
La decisión, este año, de ser candidato a gobernador de Catamarca, participando primero para eso de la interna del PJ en el que siempre "mandó" Ramón Saadi, sorprendió inclusive a quienes conocen bien a Barrionuevo. Hasta ahora siempre había preferido la enorme cuota de poder real que históricamente significó en la Argentina la condición de dirigente sindical, y desde ese lugar había optado por ocupar espacios gubernamentales con muy baja exposición pública aunque dotados de enorme importancia debido, fundamentalmente, a los volúmenes de dinero involucrados en esos cargos.
Barrionuevo alcanzó la condición de dirigente sindical en 1975, cuando su amistad con el entonces líder de la CGT Casildo Herreras -luego famoso por la frase "yo me borro", pronunciada horas antes del golpe militar del 76 mientras abordaba un avión rumbo a Uruguay-, le permitió convertirse en el jefe de la seccional San Martín del gremio gastronómico, a la que había tomado por la fuerza ocupando su sede. Desde entonces Barrionuevo conduce ese gremio a nivel nacional y se convirtió a partir de allí en un "peso pesado" del sindicalismo argentino y en un referente del peronismo bonaerense a través de un distrito clave del Conurbano como es San Martín.

DE MENEM A DUHALDE
Su trayectoria política lo mostró como uno de los pilares más sólidos de la llegada de Carlos Menem a la Casa Rosada y de sus diez años al frente del gobierno nacional. Según la definición del propio Barrionuevo, era un "recontraalcahuete" del ex Presidente. Desde su vinculación estrecha con dirigentes radicales, fue uno de los arquitectos del Pacto de Olivos para la reforma constitucional que permitió la reelección de Menem en 1995 y uno de los más acérrimos impulsores de la re-reelección que el riojano finalmente no consiguió en 1999.
Pero esa historia no pareció jugarle en contra para sumarse al duhaldismo cuando el bonaerense llegó a la Casa Rosada. Su cambio de posición en el PJ quedó sellado cuando su esposa, Graciela Camaño, se incorporó en mayo pasado al gobierno nacional como ministra de Trabajo, y se consolidó desde entonces. Como complemento de su labor política, Barrionuevo gravitó siempre de la vida institucional del Club Chacarita -famoso por tener una de las barras bravas más "aguerridas" y con mayor participación en actividades políticas-, del que actualmente es presidente.
Volviendo atrás, vale decir que, pese a su rol clave en el ascenso y mantenimiento de Menem en el poder, Barrionuevo prefirió, como se indicó, cargos no notorios pero claves. Su función formal más importante fue como interventor del Instituto Nacional de Obras Sociales, el lugar desde donde se ejercía el control de las sumas millonarias que por ese concepto recibían y manejaban los sindicatos.

VINCULOS CON LA UCR
Sin embargo, Barrionuevo no había tenido que esperar la llegada del justicialismo al gobierno nacional para incidir fuertemente en la cima del poder. Su mencionada amistad con dirigentes del radicalismo ya le había permitido en 1985, durante el proceso de normalización de las conducciones gremiales tras el proceso militar, ser designado interventor en la obra social de los gastronómicos. Y dos años después fue una pieza clave en la designación de otro dirigente sindical peronista, Carlos Alderete, como ministro de Trabajo; una designación que terminó siendo uno de los más gruesos errores políticos de la presidencia de Raúl Alfonsín.
Pero lo cierto es que recién cuando el peronismo perdió el poder central en el 99 a manos de la Alianza, comenzó Barrionuevo a jugar fichas en las que había que ponerse en manos de la ciudadanía. Primero participó de la elección de senadores nacionales por Catamarca -donde nació-, y ahora decidió incursionar, con el resultado conocido, en la carrera por la gobernación de esa provincia.

UNA SITUACION PELIGROSA
El gastronómico llegó a esa candidatura tras ganar la interna del PJ pero sin cumplir con uno de los requisitos que marca la Constitución catamarqueña: tener cuatro años de residencia y actividad en la Provincia. Y la batalla que dio en la Justicia ante la impugnación presentada por el gobernador Castillo fracasó en todas las instancias hasta ahora intentadas.
A su decisión de postularse sin cumplir con ese requisito pese al rechazo de los órganos judiciales electorales, Barrionuevo sumó la resolución de arrastrar a todo el PJ catamarqueño en esa pelea, al negarse a retirar su boleta para permitir la participación de las demás. Llegó así un fallo de la Justicia que dejó a todo el peronismo afuera de la compulsa eleccionaria en esa provincia, de modo que esa fuerza no pudo presentar candidatos para intendentes, legisladores ni concejales. Y como último capítulo de la movida, el sindicalista llamó a los adherentes al peronismo a no permitir los comicios.
Fue de este modo como Barrionuevo quedó en el centro de todas las miradas cuando el domingo incidentes violentos protagonizados por militantes del PJ obligaron a suspender las elecciones en Catamarca. Es, sin duda, el protagonista central de una situación peligrosa: la elección en esa provincia era la primera del calendario electoral de este año y por ahora nadie sabe con certeza cómo se podrá superar esta instancia, cuándo se podrá votar en Catamarca, con qué candidatos ni bajo qué condiciones de seguridad y transparencia.

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