Trasladan a una chica anoréxica de 21 años y que pesa 28 kilos
| 21 de Noviembre de 2006 | 00:00

Una joven de 21 años de edad, que mide 1,65 metros y pesa 28 kilogramos porque padece de anorexia, fue derivada ayer desde el Complejo Sanitario San Luis, donde estaba internada, a un instituto especializado de la ciudad mendocina de San Rafael. El director del centro de salud puntano, Julio Quevedo, dijo que si bien la paciente se estaba recuperando, fue trasladada alrededor de las 17 a un instituto especializado en San Rafael.
"La joven -cuya identidad se reserva- llegó al grado máximo de desnutrición que le permite su cuerpo, con una deshidratación muy severa y puso en riesgo de vida su organismo", expuso el médico, quien dijo que durante la internación "se la trató y se la compensó, además de recibir alimentación parenteral y por boca", y que "incluso llegó a empezar a comer yogurt, jugos de frutas y otros alimentos".
La chica que por su cuerpo debería pesar cerca de 60 kilos, cuando ingresó a terapia intermedia del Complejo Sanitario estaba muy delicada y tenía el peso de una niña de 6 años, explicó.
No obstante, ella "aducía que estaba bien y que sólo estaba excedida de peso, ya que tenía que pesar no más de 30 kilos", señaló, y añadió que "ahora está mejor y si bien el bajo peso continúa, se encuentra estable y lúcida".
Quevedo precisó que "para su recuperación", la joven "necesitaba estar internada en un instituto especializado, -que en San Luis no existe- donde reciba tratamiento médico, psicológico, psiquiátrico y nutricional".
La chica estuvo bajo tratamiento, siempre acompañada por su madre, pero nunca llegó a completarlos con éxito, porque uno de los problemas de esta enfermedad es que el paciente no asume su condición y ello puede llevarlo a la muerte, dijo el médico.
ASEGURA QUE SE VE GORDA
Las autoridades del centro asistencial señalaron que la chica asegura ante los profesionales que la atienden que "se ve gorda". Pese a ello, los médicos que la tratan señalaron que en realidad está pesando lo que debería pesar una niña de alrededor de 11 ó 12 años, y que por su estatura -1,60 metros-, debería pesar entre 58 y 60 kilos.
Según se señaló, la joven ingresó hace algo más de 20 días en un estado "más que preocupante" para los médicos por su delicada situación y sus defensas bajas. Tiempo atrás, la chica ya había estado internada por la misma situación.
Los facultativos, en una primera etapa, compensaron el cuadro clínico de la paciente en base a vitaminas y suero, y hace dos días la joven había aceptado ingerir algunos alimentos vía oral.
"La chica ingresó con un grado máximo de desnutrición denominado caqueccia, porque es el grado más extremo de la patología que tiene un ser humano, y que es una anorexia severa", explicaron los médicos, a quienes la joven les dijo que quería seguir manteniendo "un peso que cree es acorde, que interpreta que es normal para ella, que es de 25 a 27 kilos".
Los médicos relataron que hasta hace un par de meses la joven hacía tareas en el hogar y en su barrio, pero en los últimos días -previo a internarse- "permanecía exclusivamente acostada, y por eso la madre acudió al centro asistencial".
"El vínculo con la madre es muy bueno, pero esta chiquita persistía en su intención de no comer, a punto tal que cada vez que concurría a un tipo de consulta, pedía ingresar sola y las recomendaciones no las cumplía", describió el doctor Quevedo.
El caso de la joven puntana se da en medio de un gran debate internacional, potenciado por la muerte -conocida la semana pasada- de dos jóvenes modelos brasileñas como consecuencia de severos trastornos alimenticios asociados con la bulimia y la anorexia.
"La joven -cuya identidad se reserva- llegó al grado máximo de desnutrición que le permite su cuerpo, con una deshidratación muy severa y puso en riesgo de vida su organismo", expuso el médico, quien dijo que durante la internación "se la trató y se la compensó, además de recibir alimentación parenteral y por boca", y que "incluso llegó a empezar a comer yogurt, jugos de frutas y otros alimentos".
La chica que por su cuerpo debería pesar cerca de 60 kilos, cuando ingresó a terapia intermedia del Complejo Sanitario estaba muy delicada y tenía el peso de una niña de 6 años, explicó.
No obstante, ella "aducía que estaba bien y que sólo estaba excedida de peso, ya que tenía que pesar no más de 30 kilos", señaló, y añadió que "ahora está mejor y si bien el bajo peso continúa, se encuentra estable y lúcida".
Quevedo precisó que "para su recuperación", la joven "necesitaba estar internada en un instituto especializado, -que en San Luis no existe- donde reciba tratamiento médico, psicológico, psiquiátrico y nutricional".
La chica estuvo bajo tratamiento, siempre acompañada por su madre, pero nunca llegó a completarlos con éxito, porque uno de los problemas de esta enfermedad es que el paciente no asume su condición y ello puede llevarlo a la muerte, dijo el médico.
ASEGURA QUE SE VE GORDA
Las autoridades del centro asistencial señalaron que la chica asegura ante los profesionales que la atienden que "se ve gorda". Pese a ello, los médicos que la tratan señalaron que en realidad está pesando lo que debería pesar una niña de alrededor de 11 ó 12 años, y que por su estatura -1,60 metros-, debería pesar entre 58 y 60 kilos.
Según se señaló, la joven ingresó hace algo más de 20 días en un estado "más que preocupante" para los médicos por su delicada situación y sus defensas bajas. Tiempo atrás, la chica ya había estado internada por la misma situación.
Los facultativos, en una primera etapa, compensaron el cuadro clínico de la paciente en base a vitaminas y suero, y hace dos días la joven había aceptado ingerir algunos alimentos vía oral.
"La chica ingresó con un grado máximo de desnutrición denominado caqueccia, porque es el grado más extremo de la patología que tiene un ser humano, y que es una anorexia severa", explicaron los médicos, a quienes la joven les dijo que quería seguir manteniendo "un peso que cree es acorde, que interpreta que es normal para ella, que es de 25 a 27 kilos".
Los médicos relataron que hasta hace un par de meses la joven hacía tareas en el hogar y en su barrio, pero en los últimos días -previo a internarse- "permanecía exclusivamente acostada, y por eso la madre acudió al centro asistencial".
"El vínculo con la madre es muy bueno, pero esta chiquita persistía en su intención de no comer, a punto tal que cada vez que concurría a un tipo de consulta, pedía ingresar sola y las recomendaciones no las cumplía", describió el doctor Quevedo.
El caso de la joven puntana se da en medio de un gran debate internacional, potenciado por la muerte -conocida la semana pasada- de dos jóvenes modelos brasileñas como consecuencia de severos trastornos alimenticios asociados con la bulimia y la anorexia.
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