Brasil se llevó silbidos tan grandes como el Maracaná

RIO DE JANEIRO.- Brasil volvió a dejar una pobre imagen ante su gente. Empató nuevamente como local (el tercer 0 a 0 consecutivo), en este caso ante la alicaída Colombia, que logró opacarlo en el juego. Brasil paseó una imagen indolente y los cariocas, hicieron saber su descontento con algunos silbidos, insultos a Robinho y volvieron a pedir que el técnico Dunga, sea removido de su cargo. Esta vez no hubo excusa, Dunga mandó a Kaká a la cancha, pero éste hizo poco y nada. Habida cuenta de la derrota de La Argentina, Brasil quedó como único escolta de los guaraníes, pero seis puntos abajo. Si bien la unidad no le sirve demasiado a los colombianos, es meritoria teniendo en cuenta el escenario en el que la consiguió y puede significar el punto de partida para la titánica lucha que deberá encarar, en los ocho encuentros con restan, con el objetivo de por lo menos llegar al repechaje. Ahora con Lara en el banco, dejó una imagen mejorada, respecto de anteriores actuaciones.

Lejos estuvo Colombia, en el comienzo, de asumir el rol de partenaire. Si bien fue una decisión arriesgada, la necesidad de sumar lo llevó a plantearle a Brasil un partido mano a mano. La idea de los dirigidos por Lara, fue primero instalar el juego lo más lejos posible de su área. Para luego intentar progresar en el terreno. Para hacerlo, apelaron a algo que saben muy bien: el toque de pelota para aquietar el ritmo con que salieron a jugar los brasileños. Con ese panorama, a los 12` estuvo a punto de ponerse en ventaja, pero Maicon se cruzó justo cuando Guarín se aprestaba a sentenciar a Julio César. Con dos líneas de cuatro abigarradas, siendo un equipo corto, dejando solo a Quintero como enganche y a Rentería adelante, logró cerrarle los caminos a Brasil por un buen rato. A los 26` Julio César puso flojas las manos ante un centro aparentemente intrascendente, pero Rentería, que logró conectar el rebote, le acertó justo al pecho del arquero.

Pero conforme fueron pasando los minutos, Brasil empezó a crecer en el terreno, fundamentalmente por las trepadas de Maicon y justo a la media hora, un cabezazo abajo de Jo, terminó siendo contenido con un gran esfuerzo por Julio, que tuvo que ir abajo por esa pelota. Aunque en los últimos metros de la cancha mostró la misma anemia ofensiva que lo viene acompañando en estas eliminatorias, Colombia, de todos modos, había logrado ponerle hielo al partido. Recién Brasil reapareció a los 44`, cuando Elano bajó una centro de cabeza, pelota a la que Jo no pudo llegar por muy poco. Telón para un primer tiempo que había dejado muy poco y en el cual Colombia dejó una mejor imagen.

Idéntica fue la imagen del segundo tiempo. La única luz de esperanza que tenían los brasileños, apagado Kaká, era lo que podía construir Jo. Justamente este delantero, en el arranque, estuvo cerca de marcar el desnivel. Pero los desenganches de Quintero, eran todo un problema sin solución para Brasil. Lucio no lograba transmitir su temperamento -a veces en exceso- a sus compañeros y la de la pelota parada, pareció ser la única fórmula a la que Brasil pudo echar mano, pero sin resultado, logrando solamente el lucimiento de la pareja de centrales del equipo colombiano. Hasta hubo, sobre el cuarto de hora, aplausos irónicos de Jo, ante un mal rechazo de su rival. Recién Dunga accedió a insertar en el equipo al Alexandre Pato, cuando se lesionó Robinho y el ingresado, apenas segundos después, a punto estuvo de quebrar el cero, pero se llevó la pelota por delante. Y como si esto fuera poco para Brasil (sin querer parafrasear a un vendedor ambulante), si Rentería no se hubiese mandado esa pifia, con el arco vacío y si Lara se hubiese animado a incluir a Giovanni Hernández, aunque sea unos minutos, seguramente otra hubiese sido la historia.