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Espectáculos |CINE POR CABLE

Bellas mujeres con tijera y teléfono

Por AMILCAR MORETTI

Bellas mujeres con tijera y teléfono

Escena del filme “La llamada fatal” de Hitchcock

1 de Noviembre de 2009 | 00:00
"La mejor manera de hacerlo es con las tijeras", dijo malicioso Hitchcock en el homenaje de 1974 en el Lincoln Center de Nueva York, treinta años después de haber filmado "La llamada fatal", que TCM repone hoy a las 20.05. Hitchcock lo dijo con doble sentido, según se estilaba en el Hollywood de la censura moral-sexual de esa época, y en especial por esa estrictez de comportamiento suya ajustada al reprimido puritanismo norteamericano, en el cual él no creía para nada y que en el fondo, como señalan los estudiosos de su obra, le permitía tramitar en sus películas sus no explícitas fantasías sexuales.

La única novedad en la jornada en el cable (en verdad conocida el lunes) es "Gánster americano", del siempre brilloso (reluciente, digo) y desde hace mucho no brillante Ridley Scott. No es mala película, a las 22 por Cinecanal. Pero me extiendo sobre "La llamada fatal", de 1954, con Grace Kelly como Margot, rubia acaudalada a quien Ray Milland, Tony, manda a hacer asesinar. Se sabe que Hitchcock era jorobado con las mujeres bellas, rubias y elegantes, que lo obsesionaban. Pero algo lo inhibía en sus avances sexuales sobre esas mujeres que elegía como protagonistas y convertía en estrellas, una de ellas Grace Kelly, muchas veces con el realizador inglés. Algo se lo impedía, ya sea su gordura, su figura no apuesta, su labio inferior achorizado, su timidez, sus perversiones ocultas (y sublimadas en las mejores películas del cine) o bien por eso del puritanismo protestante aunque él había sido educado en el colegio jesuita de Londres, donde nació en 1899.

Hombre siempre casado, y con la misma mujer, acaso Hitchcock se impedía a sí mismo los abordajes sexuales de sus protegidas, para que allí afincara su goce, un goce perverso inofensivo resultante en genialidad estética. Las "malas lenguas" chismorrean (el chisme de la farándula convertido en parte de la vida de la gente común se inventó en Hollywood), que para estimular a Hitchcock los grandes productores (de Paramount, Warner), le organizan "fiestas íntimas" consistentes en que Hitchcock cuando estaba solo en una habitación descubriese, de pronto, una bella mujer que se desnuda en la ventana vecina. Al parecer le fue pedido también a Grace Kelly (después princesa de Mónaco), que habría contestado, sugestiva: "Bueno, está bien, pero es la última vez". Es probable que en estos sucesos reales o imaginados se inspirase Brian De Palma, principal heredero de Hitchcock, para desarrollar las perturbadoras escenas motivacionales de "Doble de cuerpo".

Hitchcock estaba enamorado de Grace, que era de familia acaudalada de Filadelfia y había debutado en 1949 con una obra de Strindberg, nada menos, en Broadway. No hay chicas que hacen strip-tease que puedan recitar siquiera dos líneas de "La señorita Julia", pero sí al revés. Hitchcock, aunque rígido y respetuoso de las normas, era calmo y nunca levantaba la voz, pero en privacidad con sus estrellas femeninas insistía con comentarios y situaciones de doble sentido, de permanente ambigüedad sexual. Dicen que Kelly lo seguía con complicidad, porque en "el colegio de monjas había oído cosas peores", lo cual complacía al creador. Por lo demás, antes de casarse con Raniero III, la bella Grace, elegante, desenvuelta, católica devota, había tenido incontables amantes, desde diseñadores hasta actores como William Holden o el francés Jean-Pierre Aumont. Durante la filmación de "La llamada fatal", la película de hoy, se acostaba con Ray Milland que era un cuarto de siglo mayor y que tuvo un áspero conflicto con su esposa.

En cuanto al asunto de que "la mejor manera de hacerlo es con las tijeras" mencionado principio, el doble o más sentido festejado con aplausos en el Lincoln Center aludía a muchas cosas: al corte del celuloide con tijeras al momento de armar la película o bien al modo en que Grace Kelly se salva en la película de ser estrangulada por el sicario, un capitán, según la malicia crítica del travieso Hitchcock. Pero cabe pensar también en otras connotaciones: la mejor manera de asesinar, por ejemplo a la esposa o al esposo; a la punta temible del instrumento y al hecho de "penetrar" a alguien y dejar una parte (la otra hoja de acero, claro) afuera; hoy mismo los infectólogos recomiendan cortar el sobre de preservativos (con tijera, por ejemplo), nunca con los dientes antes del acto. La mejor obra es la que deja su rastro pero no acarrea consecuencias. Por añadidura, la tijera, femenina, parece la mejor herramienta para ciertas mujeres hacendosas (¿castradoras?).

En "La llamada fatal" (titulada en el original "Marque M para asesinato"/"Dial M for Morder"), además de la tijera mortal, el teléfono es actor esencial para los dramas de Ray Milland de encargar asesinar a Margot, es decir, Grace Kelly, o bien de ella para zafar de su asesino. Ahora bien, hay que conceder que Tony (Milland), sea cual sea el motivo de la encomienda homicida, puede argumentar sus comprensibles motivos -ilegales y sin justificación, por supuesto-. La refinada y sensual Grace o Margot tiene como amante a Mark, interpretado por Robert Cummings, que es el que libra a la angelical esposa de una condena a muerte por asesinato. No sé si hoy vale todo esto, supongo que sí. Pero es de suponer que es aceptable que los amantes cumplan su cometido, y en el caso de los esposos, también. En cuanto a las amantes, o mujeres esposas y amantes, el asunto requiere más análisis. Hitchcock sabía como pocos de ello.

EL TELEFONO ASESINO

Días pasados dije que el asunto del teléfono, bien tomado en la mano (símbolo fálico explícito), tiene mucho que ver con los asesinatos matrimoniales, o los homicidios a secas. "La llamada fatal" de Hitchcock es ejemplo trascendente. El modelo tiene ilustre historia: semanas atrás insistí sobre "Al filo de la noche" ("Perdón, llamada equivocada"), de 1948, en la que Anatole Litvak presenta a Barbara Stanwick, insufrible (pero millonaria) esposa en cama, y al pobre Burt Lancaster, esposo, condenado a perder porque es de origen humilde. Hoy mismo, por Space a las 22, se repone una actualización en variante del tema: "Celular", donde la víctima tiene la ventaja de la movilidad telefónica. No este domingo, pero también está esa con Collin Farell en la que queda atrapado en una cabina telefónica vidriada y su única defensa es el aparato público.

Sobre esa base en algún momento se hicieron películas exitosas con hombres que asedian a mujeres hasta ahí indefensas: "El asesino invisible" con Charlton Heston en 1950, "Encaje de medianoche" de 1960, "Espera en la oscuridad" en 1967 con Audrey Hepburn o "El mercader del terror" en 1962 con Lee Remick.

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