Nuevos colores en el mapa político de la Provincia

La victoria que el domingo pasado obtuvo la lista de candidatos a diputados nacionales encabezada por Francisco de Narváez y Felipe Solá en territorio bonaerense se construyó, básicamente, en el aporte clave que llegó de distritos ligados al agro del noroeste y noreste de la Provincia, pero obtuvo sustanciales triunfos también en varios municipios urbanos del norte y el oeste del Gran Buenos Aires.

El radicalismo, en tanto, cimentó su buena perfomance en los comicios con el voto de distritos del sudoeste provincial. Y el justicialismo prácticamente redujo su fortaleza a los populosos municipios del sur del Conurbano, cuyo importante caudal le permitió moderar su mal desempeño en el interior provincial.

Lo cierto es que el voto por distritos en la Provincia en la categoría de diputados nacionales determinó un nuevo mapa político, signado por el fin de la hegemonía del oficialismo kirchnerista, la recuperación del pan-radicalismo a través del Acuerdo Cívico y la victoriosa irrupción de una fuerza debutante como la alianza de peronistas disidentes y el macrismo.

POR REGIONES

Si se toma en cuenta la cantidad de municipios en los que se impuso una u otra lista de candidatos a diputados nacionales, Unión Pro se impone en forma aplastante.

Es que en 89 de los 134 distritos bonaerenses, el electorado se inclinó mayoritariamente por la boleta que encabezó de Narváez. El Frente Justicialista para la Victoria y el Acuerdo Cívico y Social, en tanto, se quedaron con 22 comunas cada uno. Nuevo Encuentro, que postuló a Martín Sabbatella al frente de la nómina, sólo se impuso en el "pago chico" del principal candidato, Morón.

El desempeño de la lista kirchnerista fuera del Conurbano fue pobre. Sólo logró victorias contundentes en Chivilcoy y su distrito vecino, Chacabuco, quizás por la influencia en esos distritos del armado político que comanda el ministro del Interior Florencio Randazzo. Además, se impuso en Mar Chiquita, Villa Gesell y Florentino Ameghino, entre otros.

En la Sexta sección electoral, al sudoeste de la Provincia, el Acuerdo Cívico y Social realizó una elección que se esperaba buena pero que sorprendió a varios por su alcance. Logró victorias en un alto número de comunas, algunas de ellas con importancia estratégica como Bahía Blanca y Coronel Dorrego.

Aunque su influencia se extendió por todo el mapa bonaerense, Unión Pro prácticamente copó el voto en los distritos rurales del centro-oeste de la Provincia, en la Cuarta sección electoral, también con fuerte impronta chacarera, y en el Conurbano norte, donde sorprendió con sus victorias en una decena de distritos.

Además, obtuvo victorias en importantes centros urbanos como La Plata y Mar del Plata.

Y aunque por estas horas se discute la influencia de sus caudillos territoriales del Gran Buenos Aires, el caudal de votos del Frente para la Victoria que le dio a Néstor Kirchner un ajustado segundo lugar en la grilla se cimentó básicamente en los municipios del sur del Conurbano que conforman la Tercera Sección Electoral, así como en varios distritos del norte del Gran Buenos Aires, la Primera Sección.

En esas dos Secciones obtuvo, con todo, derrotas consideradas "dolorosas" como las de Lanús, Berisso, Ensenada, Tres de Febrero, Ituzaingó, San Fernando, Luján y San Martín, comunas donde el peronismo mantuvo, hasta el domingo pasado, una fuerte hegemonía y victorias "aseguradas".