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   Cuando las cosas nacen torcidas, no se enderezan. Seguramente, no era el momento. O era el peor momento. En medio de la tristeza, de esa trompada de la que es difícil recuperarse. Del bajón que es leerse a la altura de Atlanta o de Patronato, de la angustia de embarrarse los pies en Florencio Varela un sábado a la mañana...
     Es buen tipo Osvaldo Ingrao -y Carlos Carrió, Luis Nucara y Guillermo Lamborizio- pero las cosas no le salieron. ¿Tuvo errores? Seguro, pero debe ser uno de los menos responsables en el listado de culpables.
     Quedate tranquilo, Osvaldo. Tu imagen en Gimnasia no es ésta. Vos sos aquel Indio que fue Cacique y con el pelo al viento y el pecho inflado empujó a todo el equipo aquel 1 de diciembre del '84 contra Argentino de Rosario. El que se llenó la boca de gol, a poco del final. Como durante todo aquel año, guapo, líder, ganador. Por siempre.
                                   
                                     Archivo El Gráfico

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