Messi silbado por ausente

El argentino Lionel Messi recibió esta noche una silbatina de parte de la multitud que colmó en el Nuevo Estadio Nacional de San José, desencantada por su ausencia en el partido amistoso entre Argentina y Costa Rica.

La máxima figura del fútbol mundial soportó tres veces el maltrato cuando las dos pantallas gigantes proyectaron su imagen al margen del campo de juego durante la entonación de las estrofas del Himno Nacional Argentino.

Cuarenta minutos antes del juego, el delantero de Barcelona, ausente por una sobrecarga muscular en el aductor derecho, saltó al campo, rodeado de seguridad y fotógrafos, envuelto en una silbatina destinada para el equipo argentino, que ingresó en el mismo momento para el calentamiento previo.

La desprolijidad de su ingreso hizo que parte de la multitud no advirtiera su presencia en la vigilia de un partido organizado como una fiesta nacional pero, al margen Messi, sin el fervor popular que rodeó los días previos.

"Messi, cinco minutos por favor", fue el ruego -en vano- de una bandera argentina ubicada en el Nuevo Estadio Nacional, escenario de un festejo sin su invitado especial.

"Batista si no ponés a Messi me nacionalizo brasileño", fue la amenaza expresada en un cartel por un simpatizante enfundado en la camiseta argentina.

El grito de "perra" ("burro", en el vocabulario popular costarricense) acompañó al nombre de cada jugador argentino cuando la voz del estadio anunció la formación antes de la salida del equipo. Y los silbidos regresaron cuando se pronunció al técnico argentino Sergio Batista.

El repudio de un público indignado por no sentirse correspondido en el afecto demostrado desde la llegada del plantel a suelo "tico" opacó todo el show que antecedió el partido.

La numerosa banda musical puso clima de Mundial con el tema "Waka Waka" de la colombiana Shakira; los números de tango, folcklore y danzas autóctonas y los fuegos artificiales no alcanzaron a disimular el vacío por la baja de Messi.

Las 35 mil personas que agotaron desde diciembre pasado las localidades del estadio y aquellas que pagaron hasta 500 dólares en la reventa quedaron insatisfechas por el tímido saludo con que el crack reemplazó a su esperada magia dentro del campo.