“Con buenos jugadores, los técnicos pasan inadvertidos”

Por MARTIN CABRERA

A bre la puerta de su casa y parece que el tiempo no pasara para él. Tiene 44 años y cuatro hijos, una recién nacida, Jazmín (los otros tres son Lucas, Santiago y Paulina). Sin embargo el tipo sigue intacto. Saluda, invita una ronda de mates y, aunque no le guste demasiado, empieza a recorrer su vida futbolística, llena de matices. José Luis Calderón, en exclusiva, no esquiva ningún tema, habla de todo.

-¿Qué es de la vida de Calderón lejos del fútbol profesional?

-No me costó dejar. Es más, hasta el día de hoy me ofrecen jugar en categorías del ascenso. Pero como jugador ya cumplí. Por ahora lo más profesional que hago es jugar con ex jugadores de la Selección en el Indoor. Y una vez por semana nos juntamos con ex jugadores de Estudiantes y Gimnasia para patear un rato.

-¿Te seguís cuidando físicamente como un profesional?

-Sí, lo tengo incorporado. Estoy feliz y a pesar de no tener un trabajo disfruto mucho en mi casa.

-¿Te desvela trabajar como DT?

-Me gustaría trabajar como entrenador, pero a cualquier precio no. He tenido muchas posibilidades pero no me convenció ninguna.

-¿Te arrepentís de haber aceptado en aquel Gimnasia de Jujuy?

-No, sinceramente no. Fue un aprendizaje. Los dirigentes me trataron muy bien, pero las cosas no funcionaban. Y la muestra fue que pasaron tres técnicos y ninguno lo pudo acomodar. El problema es que llegué en diciembre y no podía incorporar a más de dos jugadores, y no pude traer a los que quería.

-En el fútbol argentino están trabajando muchos técnicos de tu edad. ¿Cuál te gusta más?

- Me gusta mucho Marcelo Gallardo, por su forma de ver el fútbol y manejarse. A todos nos gustaría arrancar como lo hizo él o los Mellizos, Chacho Coudet, el Flaco Pellegrino y Almeyda. Son todos técnicos que proponen. A unos les toca eso y a otros lo contrario...

-Fuiste compañero de Gabriel Milito en Independiente .

-Sí, cuando estaba por irme él empezó a entrenar con el plantel.

-¿Te sorprendió que lo contratase Estudiantes teniendo en cuenta que no estaba identificado?

-No, porque si vas para atrás Simeone, Pellegrino, Cagna, Berizzo, Sensini y Astrada no eran de Estudiantes. No sé por qué se armó tanto revuelo. A todos esos técnicos, menos al Cholo que lo trajo Julio Alegre, los acercó la misma persona. Incluso hasta yo aporté un nombre de un técnico que llegó al Club.

-Cuando se buscó a Sabella se le criticaba su falta de experiencia...

-Claro. Pero había jugado al fútbol y fue ayudante de Passarella. Nadie nace con experiencia.

-¿Sabella fue más de lo que esperabas como técnico?

-Con buenos jugadores el técnico pasa inadvertido.

-Pero algún mérito tendrá, ¿no?

-Claro que sí. Supo acomodarse al plantel. Como los resultados acompañaron recuperamos la confianza y no nos paró nadie. Igual mucho no puedo hablar de él porque compartí sólo ocho meses. Los chicos estuvieron más tiempo y vieron su evolución, para bien y para mal.

-¿Fue el mejor Estudiantes en el que estuviste?

-Si lo decís por la magnitud que tuvo al ganar la Libertadores, sí. Pero el equipo del 94/95 también era un equipazo. Lástima que se desarmó, porque si no era campeón seguro.

-¿Es muy difícil asumir como técnico con un plantel tan fuerte como el de 2006?

-En 2006 también había un plantel importante, pero la mayoría de los jugadores eran desconocidos, que se potenciaron con la llegada de Verón, que fue la frutilla del postre. Ese grupo, en tres años, creció en personalidad. Si le sabías entrar a ese plantel era todo más fácil.

-¿Es verdad que un día Verón y vos fingieron una pelea en una concentración por la llegada tarde al desayuno?

-Sí. A mi nunca me gustó hablar mucho dentro de los planteles. El era más de hablar y yo después me acercaba para hacerle entender al otro por qué le había dicho tal o cual cosa. Ese día de la pelea fue porque uno de los dos llegó diez minutos tarde al desayuno, a propósito. Fue un momento tenso. Pero te aseguro que a partir de ese día nunca más alguien llegó tarde a un desayuno, comida o entrenamiento. Cuando tenés gente así, para el técnico es más fácil.

-En tu paso por Estudiantes viviste de todo: problemas en inferiores, el descenso, el ascenso, campeón del torneo y la Libertadores. ¿Sos de mirar para atrás?

-Sí, pero no me gusta chapear con eso. Por ejemplo cuando voy a ver a mi hijo Lucas, que juega en Sexta, me pongo del otro lado. Lo mismo cuando veo a la Reserva o si voy a ver al más chico, Santiago, que juega en Infantiles. Estoy permanentemente en contacto con el Club, pero desde otro lugar. Mi filosofía es ‘tengo 44 años y vivo de acá para adelante’.

-¿No sos de contarles a tus hijos cómo fue tu formación, como para que valoren todo lo que tienen?

-En parte sí, pero mucho no comprenden porque hoy Estudiantes no se parece en nada al que viví yo. Nosotros terminábamos de entrenar en Quinta y le pasábamos los buzos a los de la Sexta. Se lo contás y no te lo creen.

-¿Cómo es el Calderón padre mirando los partidos?

-Tranquilo. Voy, miro el partido y me voy. No soy de gritar. Después si mi pibe me pregunta algo le digo. Pero soy muy crítico y pocas veces le digo lo que hace bien. No me gusta cuando los padres gritan, se pelean o critican al técnico porque no ponen a sus hijos. Lo mismo les dije a los dos cuando empezaron: que se olviden del apellido que llevan y hagan su carrera.

-¿Te preocupa que el apellido sea una mochila pesada?

-No me preocupa que en un futuro los quieran comparar conmigo. Me preocupa más que el técnico de turno los haga jugar o no por ser el hijo de un ex jugador, para mostrarse fuerte ante el grupo. Estoy orgulloso del más grande, porque cuando empezó no iba ni al banco y nunca me pidió ayuda. Hoy juega y hace goles.

-¿Es casualidad que hayan salido tantos delanteros de Estudiantes?

-Y... no es normal. Hay que darle mucho mérito al ojo de las Inferiores, tanto al Bocha Flores como a Verón padre.

-¿Hay varios en las gateras?

-Por suerte sí.