Stand up, un original camino para divulgar las ideas científicas

Cinco investigadores platenses recurren al monólogo sobre el escenario para acercar la ciencia al público masivo

Despertar vocaciones científicas en los niños y jóvenes y popularizar la ciencia entre un público masivo son objetivos que en los últimos años pasaron a ocupar lugares preponderantes en la agenda de todas las instituciones ligadas a la investigación.

La tendencia crece casi a diario, y ya explora vertientes impensadas hasta no hace tanto tiempo. ¿Quién hubiese imaginado pocos años atrás que tres investigadores del Conicet y dos de facultades como Ciencias Naturales y el Observatorio iban a apelar al stand up para la divulgación científica? Pues así es, con Tecnópolis como espacio para el debut y la posibilidad cierta de que muy pronto expliquen la física, la química y la astronomía -entre muchas otras disciplinas- en nuestra ciudad.

Acercar la ciencia a la gente “no pasa por dar una charla y punto”, subrayan muchos científicos, sobre todo los de las nuevas generaciones, y hacen hincapié en el concepto “alfabetización científica” para referirse a la necesidad de utilizar un lenguaje “correcto pero bien llano” y de trabajar el concepto de que aquello que se hace en los laboratorios e institutos sirve para mejorar la vida cotidiana.

Por caso, en los últimos dos años, cómo combatir a las cucarachas domiciliarias y a los piojos con métodos naturales fueron dos de los temas “más exitosos entre el público” de los abordados por investigadoras del Conicet platense. Los robots que la facultad de Informática lleva a las escuelas secundarias para despertar en los adolescentes el interés por la programación han sido furor en establecimientos de nuestra región. Y en cuanto a los niños, los juegos científicos que organiza hace 25 años la facultad de Naturales bajo el llamativo título “De vacaciones con los dinosaurios” no encuentran techo en cuanto a convocatoria. Sólo algunos ejemplos.

Ahora, cinco platenses que pasan horas y horas en centros de investigación han decidido sumar el humor como recurso para la divulgación científica.

Comenzaron desde anoche a participar -como se dijo- de un ciclo de monólogos humorísticos en la megaferia Tecnópolis, una iniciativa impulsada por el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación a través del programa nacional de Popularización de la Ciencia.

Junto con algunos colegas, los investigadores locales hicieron un curso de stand up ofrecido por los organizadores y dictado por el comediante Diego Wainstein. Luego, la propuesta para enfrentarse al gran público tuvieron que armarla ellos.

PARTIR DE LOS PRECONCEPTOS

Javier García de Souza es biólogo y trabaja en el Instituto de Limnología de La Plata (Ilpla), disciplina que estudia los ecosistemas acuáticos continentales. Es el integrante de la troupe platense que ayer rompió el hielo.

“Casi todos los que nos animamos a explorar este camino tenemos algún recorrido artístico. En mi caso está dado por el teatro y la danza, pero de stand up nunca había hecho nada, así que tuve que aprender las herramientas específicas”, cuenta. Y explica que en este estilo de comedia “se busca que el espectador se identifique con lo que escucha, y eso debemos combinarlo con la divulgación, que tiene sus propios objetivos. La idea es generarle al público una inquietud, una intriga acerca de un tema, intercalando siempre remates chistosos”.

La joven astrónoma Juliana Saponara es becaria en el Instituto Argentino de Radioastronomía (Iar). Presentará su monólogo el sábado 22 de agosto. ¿Cómo lo preparó? “Me nutrí de las preguntas más recurrentes que el público me hizo cuando fui guía de visitas en el Planetario de La Plata y durante otras actividades de divulgación científica”, dice, y añade que “la idea popular de un astrónomo suele ser la de una persona que está siempre mirando por telescopio, así que retomé ese tipo de preconceptos para bromear sobre el tema. También me sirvieron como insumos las cuestiones que más curiosidad despiertan, como el fin del mundo, los agujeros negros y la posibilidad de viajar en el tiempo”, expresa la científica.

Facundo Gilles es físico y se desempeña en el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (Inifta). Dice que su mayor experiencia artística está relacionada con el clown (técnica teatral en que el actor resalta sus aspectos más ridículos) y que, si bien trabajó como guía durante la primera temporada de Tecnópolis, el ciclo de humor representa “una nueva manera de hacer divulgación, que apunta fundamentalmente a divertir pero transmitiendo ideas científicas”. “Un valor agregado está dado por el público de la feria, porque la gente que acude a los circuitos de stand up ya sabe con qué se va a encontrar, en cambio aquí las personas van a ver cosas nuevas”, apunta.

Roxana Aramburú, investigadora y docente de la facultad de Ciencias Naturales, y Tobías Canavesi, estudiante de Astronomía en el Observatorio, completan el equipo platense que se lanzó a la sana aventura de difundir ciencia mediante el humor y, de paso, de mostrar que los científicos están muy lejos de ser “bichos de laboratorio”.

Javier, Juliana y Facundo coinciden en destacar lo dificultoso que les resultó el armado de los textos. “Empecé creyendo que era poco probable causar gracia, pero con los ensayos que hicimos entre nosotros comprobé que es posible reírse de la ciencia sin dejar de hablar en serio”, concluye García de Souza.

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