Macri y Renzi, la fórmula del gradualismo económico

Por JUAN PEDRO BRANDI (*)

Un intendente destacado de una gran ciudad tiene una resonante victoria que lo catapulta al gobierno nacional con una idea de cambio; éste podría ser un común denominador entre el primer ministro italiano, Matteo Renzi (foto), y el Presidente argentino, Mauricio Macri, quienes se verán las caras en los próximos días de febrero en Buenos Aires. El italiano logró una destacada victoria interna en el Partido Democrático (PD) posibilitándole mediante el régimen parlamentario hacerse con el gobierno en 2014; Renzi desplazó a la vieja guardia partidocrática y comenzó un estable gobierno según los parámetros peninsulares. El argentino logró imponerse en la segunda vuelta de la elección nacional de 2015 por escaso margen pero fue sorprendente el inesperado triunfo en la provincia de Buenos Aires consolidando una triple corona que pocos se había animado a pronosticar unos días antes. Ambos le “hablan” al futuro mediante la idea de cambio. Por supuesto que son muchas las diferencias que hay en uno y otro caso pero consideramos un aspecto de coincidencia no menor: el tratamiento de la “agenda de la política económica” de los primeros meses del gobierno. Aquí encontramos similitudes con la impronta que ambos jefes de gobierno le dan a su nueva gestión: el gradualismo. Estilos y posibilidades que al final del día pueden determinar los instrumentos, las políticas y, eventualmente, el legado.

DOS REALIDADES

Cuando Renzi asume, la economía italiana se encuentra en nulo crecimiento en una Europa pos-crisis 2008/9. El florentino tiene como urgente resolver un aspecto sobre la sustentabilidad de la deuda consolidando la baja del spread que pagan los bonos italianos para no entrar en un escenario griego; luego, en la medida de lo posible, hace política fiscal por medio de tenues estímulos de baja de impuestos y transferencias de ingresos y una política de contención de gasto cuyo objetivo de largo plazo no sólo consiste en bajar el déficit sino cambiar el “cómo” gasta la Administración Pública (“Spending Review”). Además Renzi impulsó una modificación de parte del mercado de trabajo (“Jobs acts”) ¿Funcionó Renzinomics? La economía presenta mejores tasas de crecimientos -en particular en el 2015 con relación al 2014- y el empleo se recuperó levemente. El debate actual se circunscribe a delinear cuanto de la performance se debe a las políticas italianas en sí y cuánto a otros factores externos como la política monetaria expansiva decidida por la Banca Central Europea, la muy fuerte baja del precio del petróleo o la depreciación del Euro con relación a otras monedas.

En el caso argentino, en estos primeros meses de gobierno observamos una urgencia dual: el tipo de cambio y la deuda. Se busca resolver el levantamiento del “cepo” y la negociación con los holdouts. Con relación al mundo del trabajo, es clave la situación coyuntural de las próximas paritarias y de las posibilidades de hacer política de ingreso por medio de posibles bajas de impuestos (vía Impuesto a las Ganancias o IVA).

Macri y el primer italiano Renzi tienen un origen común: vienen de la gestión municipal

En relación a la administración pública, el gobierno declara un compromiso de “modernizar” la Administración pública. ¿Funcionará Macriconomics? Lógicamente es muy próximo para decirlo. Está claro que el Gobierno se juega sus cartas a encontrar el financiamiento necesario para modificar tendencialmente la economía en un horizonte de cuatro años.

LA FORMULA DEL DIA A DIA

Ambos casos se caracterizan por una agenda de política económica gradual. Un poco mejor cada día, esa es la fórmula que declara Renzi en su propio sitio web y que parece compartir con el impulso de Macri. Sin embargo, como ambos proclaman el “cambio”, durante los meses de aplicación gradual se necesita complementar la agenda económica con políticas estructurales transcendentes: Renzi apela a una profunda reforma política institucional (que incluye entre otras cosas eliminar el Senado electivo italiano) o la reforma del sistema educativo; Macri promociona una profunda reforma electoral, un debate sobre la siempre espinosa coparticipación y un nuevo posicionamiento internacional. Es por eso que sostenemos que el gradualismo está complementando por “expresiones” relevantes que transmitan la idea y las propuestas del cambio. Allí como acá este tipo de gradualismo expresivo tiene detractores por ambas bandas; los sectores financieros y del establishment afirman que el camino es el correcto, pero la velocidad no; quieren que se aceleren las medidas market-friendly; en los sectores más progresistas consideran que las medidas -impuestas mayoritariamente por poderes foráneos- son erróneas y llevarán al estancamiento, caída del empleo y pobreza.

En este mes de febrero seguramente estos dos antiguos intendentes tendrán la posibilidad no sólo de relanzar las relaciones bilaterales sino también de intercambiar ideas y propuestas para lograr un gradualismo expresivo exitoso.

 

(*) Analista internacional. Miembro del departamento económico de Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la UNLP

Administración Pública
Buenos Aires
Matteo Renzi
Mauricio Macri
Partido Democrático

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE