Cavallaro duró un suspiro

Muy temprano en el clásico, a los 35 minutos del primer tiempo, tuvo que dejar la cancha lesionado Juan Ignacio Cavallaro. Y provocó un golpe de escena para Estudiantes, porque alteró los planes del técnico Nelson Vivas.

Primero, porque estando arriba en el marcador y sin pasar mayores apremios frente a Gimnasia, lo que menos pensaba era “gastar” un cambio tan rápido. Segundo, porque perdió a un jugador que estaba haciendo un buen papel y que le aportaba explosión en el ataque. Y tercero, porque adelantó el regreso de Carlos Auzqui, a quien pensaba dejar en el banco de suplentes todo el tiempo que fuese posible, a fin de no arriesgarlo ya que viene en franca recuperación de una lesión, y llegó ayer con lo justo al trascendental partido en el Estadio Ciudad de La Plata.

En la semana, el entrenador albirrojo había dejado picando la chance de sacar del equipo a Cavallaro para poner desde el arranque a Leonardo Gil, una variante que no estaba en los planes de nadie. Sorprendió, sin dudas, al decir que esa podría ser una posibilidad a la hora de armar el once titular. Pero finalmente se inclinó por Cavallaro y lo mandó a la cancha.

Las cosas no salieron a favor del Pincha y, finalmente, Auzqui se dio el gusto de entrar, después de hacer un enorme esfuerzo en los últimos días para tratar de ponerse a punto y afrontar el clásico. Y hasta marcó un gol jugando muy bien.

Hoy, cuando Estudiantes vuelva al trabajo (ver aparte), Cavallaro será observado para ver cómo evoluciona del golpe que sufrió. Aunque, según las palabras de Vivas, no parece ser algo para preocuparse.

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