“Los golpistas no van a forzar mi renuncia”

En la ceremonia de jura de Lula da Silva reinó un clima de campaña política, con una multitud que prorrumpió en consignas a favor del gobierno. En un discurso combativo, la mandataria Dilma Rousseff dijo que contaba con Lula, su “gran amigo, gran compañero”, para que la ayudara a sacar al país de sus problemas económicos y políticos. Juró que “el griterío de los golpistas no me desviarán de mi rumbo, ni forzarán a nuestro pueblo a ponerse de rodillas”.

La presidenta, con una aprobación de menos del 10%, enfrenta un posible juicio político y pedidos de renuncia en las calles. Rousseff fustigó la inesperada difusión el miércoles de audios de diálogos telefónicos entre Lula y varias figuras prominentes, incluida la propia presidenta. Sergio Moro, el juez de Curitiba que lidera la investigación en Petrobras, las dio a conocer horas después del anuncio de la designación de Lula y afirmó que insinúan que hubo intentos para influenciar a las autoridades judiciales a favor del ex presidente. Dilma calificó las escuchas de ilegales y su difusión, de “claro intento de sobrepasar los límites del estado democrático”. “Sacudir a la sociedad brasileña con mentiras, maniobras furtivas y prácticas dudosas viola las garantías constitucionales y sienta precedentes muy graves”, dijo Rousseff. “Así comienzan los golpes”.

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