A la vera de El Gato, montañas de escombros son un riesgo sanitario

A la vera del arroyo El Gato, a sólo tres cuadras del Mercado Regional, montañas de escombros se levantan entre pastizales y terraplenes a lo largo de unos doscientos metros.

Son los restos de lo que alguna vez fueron las casillas en las que vivían decenas de familias que fueron relocalizadas para permitir el avance de las obras hidráulicas sobre ese cauce de agua. Sin que nadie los retire, desde el año pasado, cascotes, caños, maderas, chapas y restos de durlock de esas precarias construcciones conviven con residuos hogareños que arroja la gente y conforman verdaderos basurales allí donde la mancha urbana de Ringuelet encuentra su límite con el arroyo.

Así lo denunciaron en las últimas horas vecinos de la zona de 514 y 2 bis, quienes dijeron que por esta razón en ese lugar “proliferan los roedores” y reclaman que alguien limpie los escombros que se apilan a la vera de El Gato -salida de la mayor cuenca hídrica de la Región hacia el Río de La Plata-.

Pablo Pérez, colaborador de la casita “Cielo Azul”, ubicada a metros del lugar, dijo que desde noviembre pasado están reclamando la limpieza de ese sector.

“Las casillas demolidas nunca fueron levantadas y esto se convirtió en un basural y foco de infección para la zona. Proliferan las ratas y por allí pasan y juegan niños del asentamiento que en gran medida aún permanece”, sostuvo el vecino.

“Las ratas que proliferan provienen de allí y no sólo esta nuestra casita sino también la Escuela 60 y todo un barrio. Esperamos una rápida solución a este problema que afecta de manera permanente”, agregó Pérez.

Las casillas demolidas, y cuyos escombros nadie retira, pertenecen al plan para mudar a las familias que vivían los asentamientos que se formaron a la vera del arroyo El Gato, con el objetivo de poder ampliar su cauce con sentido al Río de La Plata y mejorar el nivel de escurrimiento del agua de lluvia que tiene la Ciudad.

En total se están construyendo 444 viviendas definitivas y 120 provisorias que poseen servicios públicos de luz, gas, agua y cloacas.

Justamente, las personas que vivían en los márgenes de El Gato, en calle 514 entre 1 y 3, fueron las primeras en ser mudadas a las viviendas provisionales. Para avanzar con las obras derribaron las casillas, pero los escombros ahora son un foco infeccioso.