En diez días desvalijaron dos departamentos en El Mondongo
| 13 de Mayo de 2016 | 01:36

Dos robos en diez días fueron demasiado sospechosos como para que la culpa fuera solamente de la inseguridad que castiga a El Mondongo y la ciudad en general. Los afectados y sus vecinos le atribuyeron estos casos a un desconocido al que vieron dentro del edificio, dando explicaciones evasivas y huyendo lo antes que pudo. “Todo, adelante de la Policía que ni siquiera le tomó los datos”, protestaron.
El martes de la semana pasada comenzó todo. Por entonces, y en un momento de la tarde en que no había quedado nadie en un departamento de 66 entre 118 y 119, al menos dos desconocidos se metieron a desvalijar la vivienda.
Para hacerlo barretearon la puerta y registraron cada rincón del lugar. “Creo que lo cargaron todo en un auto, porque eran cosas pesadas”, especuló el hermano de la víctima. Para sostener su creencia, dio la lista de objetos sustraídos: un piano eléctrico, un LCD y una computadora, además de otros elementos.
De entrada lo que llamó la atención fue que no estaba forzado el acceso de calle del edificio. La sospecha surgió enseguida: tenían la llave. Fue a partir de esa circunstancia que los administradores decidieron cambiar la cerradura.
Pero eso no alcanzó, porque al complejo también se puede acceder por un portón de la cochera. “Los inquilinos no tenemos la llave porque no hay autos, pero se ve que los ladrones sí, porque volvieron a entrar por ahí”, señaló el mismo joven.
Aunque parezca increíble, ese habría sido el lugar por el que los intrusos (presuntamente los mismos) regresaron al edificio ayer. Esta vez eligieron un departamento de la planta baja. Su dueño tampoco estaba. Los vecinos sólo llegaron a ver desorden y desconocían qué habían hurtado.
“Cuando nos dimos cuenta, nos cruzamos con un flaco que supuestamente es un inquilino nuevo, pero que nos parecía sospechoso. Nos dio un nombre suyo que en la inmobiliaria no figura como que estuviera viviendo acá”, comentó el mismo estudiante. Ese desconocido, de 30 años, rubio y contextura mediana, también habría intentado un tercer robo: “Le golpeó fuerte la puerta a una chica, como para ver si había alguien. Cuando le contestaron, bajó el tono y dijo que era un chico nuevo”, contaron los vecinos.
A la llegada de la Policía, el sospechoso solamente llevaba una mochila en la espalda. “Afuera había uno de campana que lo esperaba”, dijeron en el edificio. Para los jóvenes que viven ahí eso era motivo suficiente como para que los oficiales los interrogaran y eventualmente los demoraran.
Pero al parecer no había nada que en ese momento los implicara con algún delito. “Al final nos pidieron a nosotros los datos y a ellos los dejaron irse caminando y saludando. ¿Qué tenemos que hacer para que actúen? ¿Agarrarlos a piñas?”, cuestionaron los estudiantes.
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