Colombia y las FARC firmaron un cese del fuego definitivo

Se pactó el fin de las confrontaciones y un plan de desarme de los rebeldes

LA HABANA.- El gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC sellaron ayer un acuerdo del cese bilateral y definitivo del fuego, de desmovilización y desarme de los rebeldes, tres pasos previos para terminar un conflicto armado que lleva más de medio siglo y dejó unos 220.000 muertos, miles de desaparecidos, y millones de víctimas y desplazados. En una ceremonia celebrada en La Habana, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos y el comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, o “Timochenko”, escucharon la lectura de un acuerdo que detalla cómo unos 7.000 rebeldes dejarán las armas y se desmovilizarán una vez que se suscriba el acuerdo final de paz. “La decisión de las partes representa un paso de avance decisivo, el proceso de paz no tiene vuelta atrás”, afirmó el presidente de Cuba, Raúl Castro.

El anuncio fue hecho por los delegados de los países garantes, Cuba y Noruega, en presencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y los presidentes de México, Chile, Cuba, Venezuela, entre otras personalidades de la región. “Hoy se abre un nuevo capítulo, que nos devuelve la esperanza y que les da a nuestros hijos la posibilidad de no repetir la historia”, señaló Santos al final de la lectura del acuerdo.

El cese del fuego bilateral, la desmovilización y desarme comenzarán con la firma del acuerdo final de paz y los dos últimos puntos tendrán un plazo y desarrollo de 180 días. Las armas se entregarán a observadores no armados de la ONU y el proceso será verificado por una instancia de monitoreo encargada de resolver conflictos, presentar recomendaciones e informes, integrada “principalmente por observadores de países miembros de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)”, delegados de las FARC y el gobierno colombiano. Según el acuerdo, las FARC contribuirán y suministrarán información para la “limpieza y descontaminación” de los territorios del país que tienen sembrados de minas antipersonales, artefactos explosivos improvisados, y municiones sin explotar.

También se anunció la creación de 23 zonas en el campo colombiano y ocho campamentos para la desmovilización y concentración de los guerrilleros. Los que resulten beneficiados con la excarcelación de sus delitos, como resultado de una amnistía, podrán ir a “sitios de estadía” que estarán previstos en estas zonas. En los campamentos, por su parte, no podrán ingresar población civil “en ningún momento”. Un día después de la firma del acuerdo final de paz en un futuro próximo (Santos estimó que podría ser el 20 de julio), el ejército colombiano reorganizará sus tropas “para facilitar el desplazamiento de las estructuras de las FARC” a las 23 zonas y ocho campamentos designados. Las autoridades colombianas se comprometen a combatir a los grupos paramilitares, que podrían entorpecer e impedir el regreso de los guerrilleros a la vida política y civil.

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