Festejo solidario: por su cumpleaños, llevó diez amigos a donar sangre
| 28 de Enero de 2017 | 02:56

El gesto, que llegó cuando más se lo necesita, invita a ser imitado: Elsa Pouton, una profesora de karate y entrenadora deportiva platense eligió festejar su cumpleaños llevando a una decena de amigos a donar sangre al Instituto Provincial de Hemoterapia, donde mientras realizaban la acción solidaria, cantaron y la homenajeada recibió regalos.
Son días en que el organismo pide ayuda a gritos: en enero la cantidad de donantes bajó en forma preocupante y sobre los 200 voluntarios diarios que permiten tener un stock para distintas prácticas médicas, apenas concurren entre 50 y 60 por jornada. Elsa, donante comprometida, se hizo eco de la delicada situación y no dudó en hacer un original aporte.
El jueves pasado, día de su cumpleaños 39, se levantó temprano. Y temprano también se encontró con una decena de amigos en la esquina de 15 y 66, adonde funciona el Instituto y, según habían acordado, entraron a donar sangre y plaquetas. Mientras lo hacían, conectados a las máquinas, cantaron el feliz cumpleaños y recibieron regalos de los promotores de la donación.
DONANTE “SERIAL”
Elsa es mamá de Agustín, profesora de karate, entrenadora de deportes de combate y una fanática de la donación de sangre: “Me encanta pensar que con mi donación puedo ayudar hasta 5 personas enfermas, y que para muchos una donación puede significar la diferencia entre la vida y la muerte”.
No solo es solidaria sino también convincente: el jueves nadie faltó a la cita. En el grupo había varios de sus alumnos de karate ju jitsu y otros profesores que se sumaron a su celebración. “Yo vengo cinco veces por año como mínimo” cuenta orgullosa, y asegura que los médicos, bioquímicos y promotores del Instituto, que depende del ministerio de Salud provincial, la atienden “como a una reina”.
Según contaron los protagonistas, esta singular celebración comenzó a gestarse a principios del mes pasado, cuando Elsa le propuso a su grupo donar sangre, a modo de gesto solidario de fin de año. Y así lo hicieron: el 30 de diciembre fueron todos al Instituto de Hemoterapia. Cuando terminaron de donar, se sentaron en el comedor a tomar un desayuno. Con sus ojos pícaros e inquietos, Elsita miró a sus amigos. Los vio sonrientes y reconoció en cada uno la expresión satisfecha de quien ha hecho lo correcto. Entonces, aprovechó el “envión” y redobló la apuesta: “Ahora quiero pedirles algo más: para mi cumple, el 26 de enero, volvamos todos juntos, es el mejor regalo que pueden hacerme”.
De chica Elsa sabe sobre el valor de “donar vida”: la primera vez que donó tenía 18 años y su hijo, que ahora tiene 19, dona desde los 16 con su autorización.
“Lo hago porque me hace bien, porque no quiero ser egoísta y porque a cualquiera le puede hacer falta. Si alguna vez me pasa a mí o a mis seres queridos me gustaría que la sangre no sea un problema, que siempre haya”, comenta convencida y dice que se propone que otros “se contagien” de su actitud.
Desde su primera donación comenzó a estudiar el tema: supo que no hacía falta ir en ayunas, que sí o sí debía pesar más de 50 kilos, que podía salvar más de una vida y que podía donar solo plaquetas, uno de los componentes de la sangre que resulta fundamental para la coagulación.
El equipo de Hemoterapia no se cansa de contar que ella es EL ejemplo de “hacer el bien sin mirar a quién”, y publicaron todas sus fotos en la fanpage del Instituto, que se encuentra en Facebook como “Sangre circulando”.
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