Tras la agresión a un estudiante, la Escuela 55 tomará fuertes medidas
Edición Impresa | 4 de Octubre de 2017 | 01:19

La madre del niño de 8 años de la Escuela Primaria 55 “agredido durante dos días seguidos por compañeros de su grado” se reunió ayer, durante más de tres horas, con la inspectora de psicología y la inspectora a cargo de la jefatura distrital. “Se le informó sobre los pasos a seguir”, dijo a este diario la jefa regional, Silvia Cardarelli.
Más allá de que la institución encarará “una fuerte serie de actividades a corto y mediano plazo para erradicar la violencia”, allegados a la familia del alumno confiaron que “están gestionando un pase”. “A esa escuela no va más”, resaltaron.
Respecto a los pasos a seguir por la escuela, puede decirse, en principio, que no son de forma.
“Se han mantenido reuniones con los chicos que participaron de los incidentes. Pero eso ya no alcanza”, subrayó Cardarelli, para detallar que “progresivamente tendremos reuniones con todos los chicos del grado; luego, grado por grado; después, encuentros más masivos. Se realizarán, gradualmente, estas reuniones y jornadas institucionales de convivencia junto con las familias. Es clave que participen los padres”, añadió.
Es que luego del hecho que conmovió a toda la comunidad educativa, cuando un padre amenazó de muerte a la directora y a seis maestras, y esta situación de violencia que emergió el jueves y viernes de la semana pasada, la escuela de 62 y 28, referente provincial en materia de integración de niños con discapacidad, está golpeada y “necesita recobrar el clima que siempre la caracterizó”, dicen en Educación.
“Hay que atender a dos niños que se pelean -ejemplificaron-. Pero quedarse ahí no alcanza. Es necesario ver toda la película, porque un hecho violento es el estallido de cosas que no venían funcionando bien”.
el grave riego de confundir
A propósito de integración, es indispensable aclarar algunas cuestiones respecto del niño golpeado por sus compañeros.
Es un chico con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), un diagnóstico médico que no tiene que ver en absoluto con una situación de discapacidad.
No pocas veces se trata de chicos muy inteligentes, que por su imposibilidad de controlar los impulsos son vistos por la docente o incluso por la escuela como niños muy problemáticos e indisciplinados. Sin más. Y nada más lejos que eso.
Dicho esto con claridad, la consulta que surge es cómo se trabaja en la escuela.
“El sistema tiene escuelas convencionales y especiales. Un alumno con hiperactividad no tiene necesidad de una escuela especial. Lo que se hace es trabajar con el equipo de salud extraescolar para saber qué pasos se deben seguir”, explicó la jefa regional de inspectores.
“Los padres, que en estos casos suelen estar informadísimos sobre la cuestión, nos facilitan el contacto con los médicos”, puntualizó Cardarelli, para apuntar que “los integrantes del equipo de orientación escolar (EOE) se reúnen con ellos, quienes les dan pautas para actuar que luego les transmiten a las maestras. La idea es potenciar esos 15 a 20 minutos de atención que puede tener el niño”.
Pasando a un plano general, es decir, más allá de la escuela 55, la funcionaria y docente indicó que “hay familias que a toda costa piden por la (escuela especial) 531, que junto con la 503 tiene chicos con trastornos emocionales severos. Y no es el caso. Ni mucho menos. El TDAH es un diagnóstico médico, y con ese diagnóstico nosotros debemos acompañar al niño y a su familia para que tenga el mejor trayecto educativo posible”.
con salud
Y amplió: “Por lo general se trata de chicos con padres muy conscientes y comprometidos. En tanto, la escuela debe actuar si o si con el área de salud, en la búsqueda de que el alumno aprenda y no padezca, pues el chico con TDAH padece el hecho de no poder controlarse”.
Concretamente, el Centro de Asistencia Terapéutica de Barcelona, una ciudad donde se han desarrollado protocolos de actuación para las escuelas y universidades, define al Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad como el “más importante dentro de la psiquiatría y/o psicopatología infantil”.
“Los síntomas más habituales producidos por este trastorno son la inatención (dificultad para mantener la atención, sobre todo en situaciones de baja estimulación), hiperactividad (falta de inhibición o control cognitivo sobre los impulsos, asociado con inquietud motora) e impulsividad (falta de inhibición o control cognitivo sobre los impulsos).
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