Un recorrido por los ricos secretos que guarda la arquitectura de Buenos Aires

En todos los barrios porteños existen verdaderas joyas que se preservan a lo largo de los años y no dejan de asombrar a quienes las recorren. El turismo a pleno disfruta en bus de cada rincón con olor a tango

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Los turistas que llegan a la ciudad de Buenos Aires en busca de la llamada “París de Sudamérica” se sorprenden ante la variedad de estilos que se suceden en los diferentes barrios porteños, y muchos de los secretos que esconden, los que pueden ser descubiertos en un paseo por el Bus Turístico.

Dos de esos monumentos arquitectónicos, el edifico Otto Wulff ubicado en la intersección de la avenida Belgrano y la calle Perú, en el barrio de Monserrat, y la biblioteca Ricardo Güiraldes, en Talcahuano 1261, del barrio de Retiro, forman parte de esa misteriosa y atractiva propuesta.

El imponente edificio de la avenida Belgrano 601, inaugurado en 1914 y que tenía como destino ser embajada del imperio austrohúngaro, proyecto que se truncó por el estallido de la Primera Guerra Mundial, está coronado por dos torretas asentadas sobre grandes cúpulas en escalera.

En su extremo superior, a más de 60 metros de altura, una corona sobre una de las torretas, y un sol sobre la otra, representan respectivamente al entonces emperador, Francisco José, y su esposa, Isabel de Wittelsbach, conocida popularmente como Sissí, un dato curioso que pasa desapercibido por quienes recorren esa arteria central de la ciudad.

Un poco más abajo, antes de llegar a la azotea, cuatro cóndores de cinco metros de altura custodian el edificio, una de las máximas expresiones del Jugendstil, la versión alemana del Art Nouveau, en cuya fachada uno puede entretenerse buscando lechuzas, osos, loros, lechuzas y pingüinos, una ornamentación típica -exponer la fauna autóctona- de esa corriente arquitectónica.

Ese mismo predio era ocupado, antes de la construcción del Otto Wulff, por la casa de la denominada “Virreyna Vieja”, Rafaela de Vera y Mujica, viuda de Joaquín del Pino, quien murió en 1804.

El otro edificio que turistas y locales pueden conocer es la actual biblioteca Ricardo Güiraldes y la Dirección General del Libro, construido bajo los cánones del estilo Tudor, bien refinado, expresión del arte gótico tardío que llego de Inglaterra a finales del siglo XIX.

Forma parte de las grandes construcciones de diferentes estilos británicos que se desarrollaron en diferentes partes de la ciudad en el siglo pasado, como los dos barrios ingleses, en Caballito y Belgrano R, las viviendas sociales en Barracas, e innumerables casas galesas a lo largo de las vías del ferrocarril.

Respecto del edificio de la calle Talcahuano, antes de su construcción, el lo ocupaba la casa de Gerónimo Helguera, que paradoja o no, fue héroe contra las invasiones inglesas y 6 años después de esos acontecimientos, el oficial encargado de traer a Buenos Aires la noticia de la victoria de los patriotas sobre los españoles en la batalla de Tucumán.

En esa época, y tras la epidemia de la fiebre amarilla, los barrios de Retiro y San Nicolás sufrieron una gran transformación para pasar a convertirse en los más modernos y sofisticados de la ciudad, como lo demuestran los palacios erigidos en torno a la Plaza San Martín, entre ellos los de los Alvear y los Anchorena, hoy la Cancillería, y los edificios como la Torre del Barolo o el Cavanagh.

De allí el refinamiento de la fachada de la Biblioteca Güiraldes que se manifiesta en la gran puerta tallada, rematada con la arcada de cuatro puntos que define al estilo con leones que la coronan. Allí funciona la Dirección del Libro y Promoción de la Lectura de la ciudad, con 26 bibliotecas, y la Casa de la Poesía.

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