Chicos de La Franja abordan la soberanía con una obra teatral sobre los ex soldados
Edición Impresa | 21 de Noviembre de 2017 | 01:47

Mónica Pérez
Con la misma edad de los soldados que en 1982 combatieron en la Guerra de Malvinas, jóvenes de La Franja que pertenecen al Teatro del Galpón de Berisso representaron ayer en Ensenada “La isla de la Memoria”.
Los adolescentes conmemoraron el Día de la Soberanía mediante una interpretación que expresó el dramatismo de la contienda del archipiélago sur en diferentes escenas escritas por ellos.
También contaron con el asesoramiento de integrantes de la CEMA - Casa del ex Soldado Combatiente Islas Malvinas -. La obra, interpretada de manera magistral por los adolescentes, cuenta con la dirección de Ariel Fares, Franco Guili y la coordinación de María José Guido Lavalle.
“Muchos piensan que es algo que ya pasó y que no nos tocó, pero nosotros nos propusimos hacer memoria y que a los chicos les llegue la historia de quienes pelearon en Malvinas”, resume una de las actrices.
Las escenas resultan familiares para quienes en 1982 ya tenían conciencia de lo que implicaba una guerra, aunque también se refleja el espíritu de triunfalismo superficial que ganó a buena parte de la sociedad de ese entonces.
En ese marco, se representa desde la candidez de tres soldados que ensayan el paso de la marcha poco antes de que el camión los trasladara al sur; el soldado del interior al que nadie va a despedir o una familia de militares en la que el hijo suplica que intercedan para que no lo destinen a Malvinas, mientras el padre arenga que debe sentirse orgulloso de pelear por la patria, sin saber que al poco tiempo moriría.
Abrazos de madres, novias, hermanas que se anudan al soldado como queriendo evitar lo peor; escenas de guerra con heridos que se desangran ante los gritos desgarrados de pibes que se hicieron hombre en pocas semanas o frases que repiten: “Pedro está ahí”, para negar la muerte del amigo de trinchera. Todo sobre el escenario como una dolorosa poesía.
Esperanza, desasosiego, desolación, estados reflejados en viudas que se abrazan a ropa de su esposo y repiten, “él dijo que iba a volver”; soldados mutilados que adormecen sus traumas con pastillas, mientras sus amigos le reiteran a modo de mantra, “estás bien, se te ve bien”.
“Los viejos amores que no están, la ilusión de los que perdieron. Todas las promesas que se van. Y los que en cualquier guerra se cayeron. Todo está guardado en la memoria. Sueño de la vida y de la historia”, el tema de León Gieco que cala profundo en la mitad de la obra y hace que reflexión y lágrima también sean un modo de repensar la soberanía.
“Esta obra la hacemos desde el año pasado; también abordamos temas como la dictadura y los desaparecidos, es bueno contar estas cosas en las escuelas que nos convocan o como lo hicimos hace dos semanas en el Encuentro de Jóvenes y Memoria”, apunta Ariel Fares.
Para los actores, todos del barrio La Franja, “La isla de la memoria” es más que una obra de teatro, es una construcción colectiva para rendir tributo a quienes perdieron la vida en la guerra y un reconocimiento para quienes volvieron.
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