Convicción y decisión política es lo que se espera

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Luis Moreiro

lmoreiro@eldia.com

Parece difícil, pero en realidad no lo es. Se trata de acordar, de encontrar principios básicos de convivencia, de legislar y, finalmente, velar para que todos cumplan con sus obligaciones, pero también con sus derechos.

Lo han hecho en las principales ciudades del mundo donde, como aquí, la venta ambulante representó un severo inconveniente.

Está claro que la calle no puede ser un territorio liberado en el que todo se puede ocupar por la fuerza. Está claro que todos tienen derecho a trabajar, pero eso si, con reglas claras e igualitarias.

Sobre los manteros o vendedores ambulantes pesa la sospecha de la existencia de mafias explotadoras que se benefician con los más desprotegidos con la venta mercadería de dudoso origen.

Pues es el Estado, en este caso, quien tiene la obligación de luchar contra esas mafias.

Es también el Estado quien debe defender a los comerciantes debidamente establecidos, que pagan sus impuestos.

Si en un año la oferta de venta callejera creció 88 %, algo estaría fallando .

Se habla de un nuevo código de convivencia como la solución, o -al menos- la apuesta para dar un paso adelante. Puede ser, pero no habría que esperar milagros de la letra fría. Mucho más importante sería encontrar convicción y decisión política para lograrlo.

 

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