Lanzaron una fuerte ofensiva contra la venta ilegal en el centro de la Ciudad

Decenas de puestos de venta callejera ilegal fueron ayer desmontados en el centro platense, a lo largo de una jornada tensa que amaneció con un “mega operativo sorpresa” municipal contra ambulantes y manteros, y llegó al atardecer con nuevas intervenciones de efectivos de Infantería y la Policía Local para desalojar a un grupo de “reincidentes” en la actividad informal. Golpes, piquetes, quema de basura, decomisos masivos, detenidos -luego liberados-, embotellamientos y persianas bajas fueron el marco de una movida de alto perfil en el combate contra un fenómeno ilegal que mostró, una vez más, ser un hueso duro de roer para las autoridades.

A primera hora de la mañana, varios de los ejes comerciales más activos de la Ciudad, en el área comprendida entre 6, 9, 44 y 60, fueron virtualmente cercados por trescientos infantes, agentes locales, bonaerenses y federales, inspectores de Control Ciudadano del municipio y personal de Migraciones; llamativamente, no intervino la agencia de recaudación bonaerense (ARBA), encargada de sancionar el incumplimiento de las normas tributarias.

A las 8, en una acción coordinada, diferentes contingentes respaldados por una decena de vehículos comenzaron a avanzar desde plaza Italia, en 7 y 44, hacia el sudeste- en sentido a plaza Rocha -7 y 60-.

En una zona repleta de vecinos que llegaban como cada día hábil a los bancos, oficinas públicas y negocios -para iniciar las compras navideñas-, los conflictos no tardaron en aflorar y la resistencia de los vendedores a que les secuestraran la mercadería fue en aumento. Discusiones, gritos destemplados, peleas, manotazos, forcejeos, crisis de nervios (como la que mostró una mantera de 7 y 47, que adujo ser “docente” y vender “algunas cosas para poder pagar el alquiler”) dominaron la escena; si bien cuando el operativo comenzó no estaban los puestos de frutas y verduras, ni los de ropa que habitualmente se instalan sobre avenida 7, ya estaban armados los caballetes y carritos de muchos inmigrantes senegaleses. Y fue con ellos que se generaron los primeros roces.

Luego de rastrillar las calles 47 y 48, los efectivos llegaron a la Legislatura y plaza San Martín. En el espacio verde, un vendedor africano generó otro momento de zozobra al abalanzarse contra una camioneta municipal en un aparente intento por recuperar la mercadería que le habían retenido; no lo logró, y empezó a pegarle a las ventanillas del móvil; luego lo persiguió, y de paso le pegó una trompada en la cara a un inspector allí apostado.

Para entonces, dada la magnitud del operativo y sus repercusiones, un tercio del casco histórico era un berenjenal para los conductores que habían tenido la mala fortuna de estar en el lugar y momento equivocados. Por ejemplo, lograr avanzar por las calles 54, la 55, la 47 ó 46 era prácticamente una hazaña, sin mencionar que la avenida 7 y la calle 8 estaban totalmente cortadas.

Hacia las once y media, el saldo de la intervención oficial para hacer cesar la infracción a la ordenanza que prohibe la venta ambulante en la Ciudad -además de otras transgresiones al Código Contravencional local, leyes nacionales, exigencias impositivas de la AFIP y ARBA, y diferentes resoluciones de otros niveles- era de seis vendedores detenidos -cinco senegaleses y un argentino- (ver página 13); un inspector municipal con lesiones varias por golpes (ver página 14); y gran cantidad de mercadería de dudosa procedencia secuestrada y derivada a los galpones de 20 y 50.

réplicas por la tarde

Ese sismo matinal tuvo réplicas en horas de la tarde: piquetes, quema de basura, pedidos de audiencia con funcionarios, y nuevos operativos ante la reinstalación de puestos, sobre todo de indumentaria.

De hecho, la llegada del mediodía no trajo la calma al agitado microcentro; en 7 y 47, un grupo de manteros juntó bolsas de basura y otros elementos combustibles para formar una línea de fuego perpendicular a la avenida en señal de protesta y resistencia. Los manifestantes, incluso, se pertrecharon con baldosas rotas -que poco les costó arrancar de las castigadas aceras del lugar- para “defendernos de la policía”, según aseguraron, en referencia a una eventual batalla que en definitiva no se produjo.

La mercadería quitada a los vendedores informales fue a parar a los antiguos tinglados tranviarios de 20 y 50. Allí, a metros de plaza Malvinas, donde tiene su sede Convivencia y Control Ciudadano, se amontonaron para su clasificación y registro cantidades enormes de anteojos, billeteras, cinturones, relojes, carteras, zapatillas, remeras, fundas para celulares, y otros artículos de oferta habitual en los caballetes del microcentro.

En los últimos tiempos, el boom de la ilegalidad vio florecer, entre otros, rubros como la verdulería y frutería; la relojería; la indumentaria -medias, remeras, zapatillas imitación de marcas líderes, sandalias, pantalones cortos, buzos, lencería, vestidos, gorras tipo béisbol-; la marroquinería -carteras con logos de alta gama, billeteras-; el bazar -cacerolas, utensilios de cocina-; la ropa de cama y blanquería -sábanas, toallas, pañuelos-; la comida al paso -sandwiches, ensalada de frutas, panificados-; y la librería -láminas, cuadernos, útiles escolares y pinturitas-.

INCAUTACIÓN MASIVA

De acuerdo con la información oficial preliminar, ayer se lograron incautar “varias toneladas de objetos de procedencia incierta”, y se desactivaron más de 50 puntos de venta de estas piezas. En ese universo se llevaban contabilizados más de 500 anteojos, 200 gorras, 80 relojes, 20 cajas de vidrios templados para celulares, 10 planchas con anillos, 14 cajas con cargadores, 50 auriculares, 2 bolsones con carteras, y 4 cajas de golosinas, entre muchas otras cosas.

Mientras, un grupo de senegales se agolpó ayer por la tarde frente a la entrada de este diario, en protesta por unas fotos (ver página 14).

De acuerdo con las principales entidades que nuclean a pequeños empresarios, distribuidores y minoristas, La Plata es una de las capitales de la comercialización informal. Según las estadísticas más recientes, mientras en el resto del país este fenómeno cayó más del veinte por ciento, en nuestras calles creció exponencialmente, según el úlltimo informe de la Cámara Argentina de Comercio.

Durante el operativo se desactivaron más de 50 puestos ilegales

Para la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), es signo de que “la venta ilegal es un negocio millonario diseñado por mafias organizadas que desarrollan un sistema de trabajo esclavo, trata de personas en talleres clandestinos, contrabando, falsificación, robo y piratería de mercadería, competencia desleal, narcotráfico y corrupción”.

La entidad estima que ese circuito marginal mueve más de 60 mil millones de pesos por año.

Según aseguraron fuentes de Control Ciudadano, los operativos seguirán en las próximas horas para evitar la instalación en esa zona céntrica de nuevos puestos de venta ilegales.

300

Fueron los efectivos de diferentes fuerzas de seguridad y dependencias oficiales (infantes, agentes locales, bonaerenses y federales, inspectores de Control Ciudadano del municipio y personal de Migraciones) que, respaldados por autos y camionetas, protagonizaron los operativos de ayer