La cuestión es armonizar las cuentas

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Hay varias forma de abordar el cambio en el régimen previsional de los empleados del Banco Provincia.

La primera y más sencilla es la que afecta a sus clientes. Hoy hay paro, es decir, no habrá atención al público. El jueves, asamblea. Difícilmente haya atención al público. El viernes sería el último día hábil hasta el martes 26 de diciembre. Conclusión: las colas en los cajeros automáticos serán interminables. Y si no tiene más remedio que plantificarse ante uno sea previsor: lleve sidra y pan dulce. Tal vez la Nochebuena lo sorprenda allí. Claro está, siempre y cuando encuentre un cajero con plata. El Bapro tiene 1800 en toda la provincia. De ellos, 1600 son abastecidos con dinero que sale de la tesorería. Con un paro en ciernes y el fin de semana navideño de por medio, no habrá reposición de fondos. Relájese -y si puede- trate de gozar.

Ahora, el tema de fondo. La jubilación de sus empleados. Hoy pueden hacerlo a partir de los 57 años. La Provincia quiere que lo hagan a partir de los 65, como cualquier mortal que trabaje para el Estado bonaerense.

Hoy el sistema previsional del Bapro tiene, según información oficial, 15.000 jubilados y 10.500 activos aportantes. “Tal como está, es inviable su sostenimiento. Esta año el agujero negro será de 5 mil millones de pesos y en 2018, de 6 mil millones”, argumental desde el oficialismo. Aseguran en los pasillos de la Gobernación que de los famosos 30.000 millones de pesos del “paga Dios” que la gestión de Daniel Scioli de regalo a la de Vidal, 20 mil millones de pesos correspondían al déficit previsional del Bapro.

La jubilación promedio de un trabajador del Bapro es de $46.000. En el IPS, en tanto, es de $27.000, según los números que barajan en la Presidencia del Bapro.

Con el nuevo sistema recién en 2050 el régimen previsional del Bapro lograría un equilibrio financiero. Mientras no se logre, será el Banco (es decir, la Provincia) quien se haga cargo de parte de ese déficit. Otra parte correría por cuenta de la AnSes. Pero para pedir esa ayuda, primero hay que “armonizar las cuentas”. Y eso, en buen romance, significa jubilación a los 65.

 

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