El origen del arbolito
Edición Impresa | 24 de Diciembre de 2017 | 07:17

La Navidad es una de las fiestas más populares del mundo y una práctica que ya traspasó las barreras de lo religioso y se instaló como un evento que reúne familias alrededor del planeta. Un Papá Noel vestido con su típico traje rojo y blanco y sentado en un trono de un shopping, el pan dulce, los villancicos y el muérdago. Pero ningún adorno, ninguna costumbre es tan central como el arbolito de Navidad.
En nuestro país, el 8 de diciembre la gran mayoría de las familias se despiertan con un claro objetivo: armar el árbol para las Fiestas.
Esta tradición se instaló en la Argentina dos siglos atrás. El primer árbol data de 1807 y fue erigido por un inmigrante irlandés en un plaza pública. Decoró este pino como había aprendido en su país de origen. Pero, ¿por qué armamos el árbol de Navidad el 8 de diciembre? ¿Por qué no otro día?
Todo parece comenzar con los celtas, que en esta fecha celebraban el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad, adorado y venerado por toda esta cultura el 8 de diciembre de cada año. Con la expansión del cristianismo, esta tradición “pagana” se utilizó para festejar la fecha del nacimiento de Cristo. El árbol aquí funcionó como una representación del amor de Dios y la vida eterna. La forma triangular simbolizaba a la Santísima Trinidad, y las bolas de colores que se cuelgan en sus ramas conjugan la familiar imagen de la manzana prohibida que desencadenó la expulsión de Adán y Eva del paraíso. Las luces blancas o de colores, un adorno casi indispensable, representan las velas y la unión entre familias.
En tren de repasar teorías, también se asegura que Martín Lutero, uno de los padres de la reforma, fue el artífice de la instauración del árbol de Navidad como tradición. Hacia 1500 buscó reproducir una escena en su vida diaria. Caminaba en un bosque y se asombró por cómo el brillo de las estrellas resplandecía en los árboles. A tal punto fue su fascinación que cortó una de las ramas y la atesoró en su casa. Pero las teorías no acaban con Lutero. El 8 de diciembre de 1854, el papa Pío IX advirtió que, al momento de nacer la virgen María, fue preservada del pecado original. Por ese motivo, la fecha fue proclamada como el Día de la Virgen Inmaculada Concepción, que coincide con el armado del árbol navideño.
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