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Información General |IMPRESIONES ENTRE EL HUMOR Y LA REFLEXIÓN

Otro religioso que pelea contra el gordo regalador

Por ALEJANDRO CASTAÑEDA

31 de Diciembre de 2017 | 04:11
Edición impresa

La Navidad cada vez viene con menos estampitas y más ofertas. De a poco, Papa Noel se ha ido quedando con el resabio celebratorio de una feligresía que a falta de mejores devociones elige los obsequios y aparta las ofrendas. Papa Noel es un gordo que cada vez ocupa más espacio. La cruzada religiosa contra Santa Claus viene de lejos. Hace seis años lanzó una advertencia Fabriciano Sigampa, el arzobispo chaqueño. Desde Resistencia (buen nombre para litigar con la mitología) salió a pegarle a esa leyenda endiosada en los escaparates y elegida como el gran regalador del planeta. Dijo entonces que la popular figura que encarna a San Nicolás de Bari, es “un señor gordo vestido de rojo” que hace que los feligreses lo confundan con las “verdaderas” navidades, un juicio que a los gordos les sonó discriminador.

Pero Papa Noel siguió ganando lugar y fue dejando en el camino a esos Tres Reyes Magos que, sin presupuesto ni sponsor, cada vez reciben menos pedidos. Cinco años atrás, la entonces presidenta Cristina Kirchner se había metido en la interna de los regalos, un tema que conoce bien, para criticar a Papa Noel y ensalzar al trío mágico: “Cómo cambiaron las costumbres –dijo-, porque cuando yo era chica los regalos no eran el 24. A los regalos los recibíamos el 6 y nos acostábamos a última hora de la noche y nos levantábamos re-temprano para esperar los regalos. Y con el paso del tiempo no sé qué pasó”. Y remató así: “Papá Noel no es un personaje nuestro, es un personaje trasplantado de otra cultura… bueno, así son las cosas que pasan. Así que, vamos con los Reyes Magos todavía”.

La fuerza vendedora de Papá Noel es indiscutible. Su adoración no está en el pesebre sino en las vidrieras

Esta semana, un comentario de monseñor Héctor Aguer apuntó en la misma dirección. El arzobispo de La Plata atacó el reemplazo de Jesucristo por Papá Noel como figura dominante de los festejos navideños. Y, como Cristina, pidió por su extradición: “no tiene nada que hacer en estas pampas”. Para Aguer, este monarca del clientelismo, “es culpa de Coca Cola, es culpa de la publicidad o en definitiva del imperialismo”. Sus palabras le dieron patente de truchos a los millares de Papá Noel que han desfilado en estas fiestas, besadores y abrigados. Uno de ellos llegó y se fotografió en la residencia presidencial de Olivos, feliz por haber incorporado su fábula mentirosa a un lugar muy acostumbrado a recibir bolsos regalones.

Pero no va a ser fácil destronar a una figura tan identificada con los alcances de una fiesta que ha pasado ser el mejor salvavidas comercial. Antes, como decía Cristina, sólo había regalos para los chicos. Ahora Papa Noel, para felicidad de los vendedores, amplió su clientela y ninguna generación queda fuera de su alcance. Su fuerza vendedora es indiscutible. Su adoración no está en algún pesebre sino en todas las vidrieras. Su reinado le ha permitido facturar por duplicado: en una salida se carga el pesebre navideño y la festividad de Los Reyes. Se adueña de shoppings y de marcas. Y a Melchor, Gaspar y Baltasar les deja los vueltos y los maxikioscos.

Cabizbajos y eclipsados por el despliegue de Papa Noel, vienen llegando al tranco Los Reyes Magos, un trío muy unido y caminador, que conoció épocas mejores, pero que desde hace tiempo anda en caída libre. Necesitan reciclarse. Son lentos y nada que ver con el gordo careta. Los defensores de animales no le perdonan el sacrificio de los camellos y encima los pobres tienen enfrente un fixture bravo, entre la Navidad y la playa, con billeteras exhaustas y tarjetas recalentadas. De cualquier forma, su llegada se sumará a las entrelíneas de una realidad criolla que tiene esperanza en lo que puede traer la mitología, porque se teme que los reyes reales sólo dejen, en los zapatitos, nuevas tarifas y viejas promesas.

¿Reyes Magos o Papa Noel? En el pesebre de Olivos hay lugar para todos. Macri privilegia sus Tres Reyes Magos -Peña, Lopetegui y Quintana- que “son mis ojos y mi inteligencia”. Pero siempre deja libre la chimenea para que llegue el gordito Durán Barba con sus bolsas de gratas encuestas. Algo es algo. Eso sí, los tres reyes de Macri no te van a regalar nada. Al contrario.

 

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