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Información General |Creadores de oportunidades

La aventura de convertirse en emprendedor

No hace falta tener una gran corporación ni grandes inversores detrás. Para ser emprendedor, hace falta esfuerzo, visualización y sentido de la oportunidad. Historias y avatares de una tendencia que crece.

Por CLARISA FERNÁNDEZ​

18 de Febrero de 2017 | 02:41

Hay palabras que se vuelven slogans de época. Algo de esa moda tiene lugar en Argentina, y particularmente en la ciudad de La Plata, con la palabra emprendedorismo. Con todos sus seudónimos, el tema de los emprendedores es de larga data: desde el latin in prendere, pasando por el francés entrepreneur y el inglés entrepreneuriship, todavía sigue sin definirse la palabra que designa no tanto a una persona, sino más bien a una actitud. Esa actitud que en el siglo XXI refiere al riesgo, a la inversión, al esfuerzo, fue finalmente incorporada en el diccionario de la Real Academia Española con el término “emprendimiento”. ¿Por qué parecería haber cada vez más emprendedores? ¿Qué implica meterse en ese mundo, atravesado por empresas, administraciones estatales, feriantes, artesanos y comerciantes?

Herencias que se activan

Sabina Antognoli nació en Quilmes. Pasó sus 37 años de vida peleándola, como su papá Roberto, de quien aprendió que es bueno aprender un poco de todo. Por eso a los 12 años, cuando vivía en Rojas, hizo un curso de modista, y unos años después se aventuró a terminar dos bachilleres: ciencias exactas y administración y organización de empresas. Sin embargo, el proyecto que la cautivó estuvo vinculado a su vida personal: el nacimiento de sus hijas. Ahora tiene 3: - Quimey, de 14, Aien, de 6, Gaia, de 3 -y el pequeño Nahual, que está en camino. El parto de Quimey, violento y traumático, la llevó a conocer nuevas formas de parir y de criar, que salieron a la superficie con el segundo embarazo. Fue allí que conoció las bondades del porteo –llevar al bebé piel a piel con un fular o portabebé-, y comenzó a darle forma a su nuevo proyecto: Porta Oruguita. Se trata de productos exclusivos para bebés: portadores, almohadones de lactancia, rollos de contención, adaptadores de tela para sentarlos en cualquier silla cuando empieza a comer y rodilleras para gatear.

Aquel que piense que iniciar un emprendimiento se trata de soplar y hacer botella, está equivocado. El comienzo de un proyecto implica una investigación, que se traduce en una producción responsable. En ese sentido, Sabina investigó con qué telas se hacían los portabebés, cuáles eran los mejores modelos y de qué manera se coloca: “cuando empecé con esto, hace seis años, no había mucha gente que estuviera produciendo, la mayoría revendía otras marcas. Con una amiga, Marianela, que estaba estudiando obstetricia diseñamos la marca, el logo e hicimos los instructivos”, recuerda Sabina. La venta tuvo sus frutos: del blog al Facebook, luego a las ferias. Hubo ventas a San Telmo, Ushuaia y Córdoba. Cuando Marianela se fue a vivir al sur, Sabina empezó a trabajar con su pareja, Carlos. “Nunca lo tomé como que iba a vivir de eso, porque lo que más me interesa es fomentar este tipo de crianza, los beneficios”, cuenta Sabina.

Uno podría decir que los circuitos e instituciones que protagonizan este auge del Emprendimiento nace de una actitud, pero luego se hace carne en el trabajo cotidiano. Pensar un producto propio, hacerlo y comercializarlo implica una cadena de voluntades que, cual efecto dominó, requiere de la colaboración de muchas fichas. En Argentina hay programas que parten del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Nación, como el Programa de Empleo Independiente, o de la ciudad de La Banca Estatal de la Municipalidad de La Plata. Subsidios, ayudas económicas y capacitaciones están entre las ofertas más recurrentes de estas dependencias. En la ciudad de La Plata, la Cámara de Micro empresas del Gran La Plata también juega un rol importante en la difusión de esta actividad.

Martín Moabre tiene 32 años, es ingeniero en sistemas y toda su vida estuvo pensando qué hacer que falte en la sociedad: escuchaba comentarios, escrutaba la calle con la mirada, navegaba en internet, pero no aparecía nada. Hasta que entró Julián a trabajar en Accenture –la empresa en la cual Martin está empleado hace siete años- y ese interés se potenció. Cuando Julián estaba de viaje en Europa, Martin recibió un mensaje de su amigo por Whatsap: “acá hay unos tea shops –casas de venta de té- impresionantes. De esto no hay nada en La Plata”. Después de una ardua investigación sobre el producto, las maneras de producirlo y venderlo, Martín y Julián se lanzaron a producir té en hebras, con la proyección de poner algún día un Tea Shop en La Plata: así nació Lanka Tea.

¿Qué tipo de trabajo implica ser emprendedor? Cecilia Lanes afirma que un proyecto independiente lleva mucho trabajo. De hecho, ella hace 13 años que comenzó a hacer indumentaria femenina de manera artesanal, y hace sólo 5 que vive de ello. Su marca, Desatamundos, remite a la Virgen Desatanudos, pero Cecilia le dio una vuelta de tuerca y lo poetizó incorporando la idea de descubrir nuevos mundos, abrir puertas, experiencias. Porque experiencias no le faltan: nació en Chascomús, viajó a La Plata a los 20 años donde estudió fonoaudiología, artes plásticas y psicología, pero era difícil estudiar y trabajar 8 horas. Cansada de trabajar para otros, recurrió a esos conocimientos que le inculcó su mamá Silvia y de los cuáles ella reniega porque eran “propios de las mujeres”, como por ejemplo coser: “siempre fui prolija. Y creo que es algo fundamental en este oficio”, admite la artesana.

Dime qué produces, y te diré quién eres

“Cuando empecé con esto, hace seis años, no había mucha gente que estuviera produciendo, la mayoría revendía otras marcas. Con una amiga, Marianela, que estaba estudiando obstetricia diseñamos la marca, el logo e hicimos los instructivos”

Ser emprendedor involucra la creatividad y el esfuerzo, pero también el aspecto comercial y los recursos. Javier Ibarlucía, economista y profesor de la UNLP, sostiene que una de las principales barreras que enfrenta la actividad emprendedora es el acceso al financiamiento. El profesor admite que hay personas con ideas que no tienen el capital para llevarlas a cabo, y personas con recursos que no tienen la proyección de las ideas. “Son el sistema financiero y el mercado de capitales, las instituciones que deberían conectar a estas personas, permitiendo que los ahorros excedentes de unas, se canalicen a los proyectos productivos de otras”, afirma Ibarlucía.

Entonces, ¿qué recursos tiene que tener un emprendedor para comenzar? En primer lugar, el conocimiento de la actividad. Cecilia, por ejemplo, ya sabía coser, pero le faltaba la técnica. Entonces hizo dos cursos, uno de diseño y otro de moldería. El primero la marcó: fue allí donde pulió su estilo, y decidió que un rasgo distintivo de sus prendas sería su movilidad sobre el cuerpo, es decir, serían prendas de uso múltiple. Además adoptó un estilo colorido y alegre el cual, admite, “se diferencia en los detalles”. Cuando comenzó, Cecilia cosía las prendas con una máquina familiar que se compró con su primer sueldo de moza. En ese momento vivía en Puerto Pirámides con su pareja, en una casilla rodante donde no entraba si estaba de pie. Después de dos años, ya viviendo en La Plata, comenzó a vender en las ferias. “Hay que tener mucha autodisciplina, porque hasta que te hacés conocidos y sobre todo hasta que generás un circuito de entrada de dinero es difícil”, admite Lanes. Hoy su marca ya es conocida en la ciudad, ha vendido a Puerto Madrin, Esquel, Trelew, Puerto Pirámides, Tucumán y Chascomús.

Las primeras ventas de Lanka Tea y donde actualmente se puede encontrar el producto es en la Feria Artesanal Manos Platenses, en la Plaza Azcuénaga. Con la ayuda de su novia Verónica, quien también cuenta con un proyecto productivo llamado Smileforever, Martin y Julián se lanzaron a armar el stand de la feria y el packashing, el cual, según Moabre, “es fundamental, porque el té entra por los ojos”. Lo cierto es que los socios aprovecharon las herramientas que la carrera les había brindado para hacer todo un estudio de mercado: cuándo se vende más –invierno o verano-, cuál es el perfil de los clientes y cómo exponer el producto. Esa valiosa información les abrió las puertas a la feria, y a la venta a través de la página de Facebook, aunque, admiten, “la gente prefiere ver el producto”. Los gustos de los tés –green chai, hot dreams, cherry love- son elaborados con la base de té negro, rojo y verde, combinando esencias y aromas.

No todo lo que brilla es oro

El impulso del emprendedorismo puede verse en las instituciones como en las personas. El programa Emprendedor XXI, impulsado por la Universidad Nacional de La Plata y el Banco Credicoop, ofrece asesoramiento para estudiantes o graduados que quieran iniciar un negocio. Estas iniciativas resultan estimulantes, pero también tienen sus límites.

“Son el sistema financiero y el mercado de capitales, las instituciones que deberían conectar a estas personas, permitiendo que los ahorros excedentes de unas, se canalicen a los proyectos productivos de otras”

El economista Ibarlucía comenta que existen fallas en el sistema financiero que impiden el acceso a los recursos, y que están agravadas en el caso de los emprendedores, fundamentalmente porque éstos no cuentan –sobre todo en sus inicios- con un historial de ventas que les permitan demostrar al sistema financiero la rentabilidad de sus proyectos, ni tampoco con activos suficientes. “En consecuencia -afirma el profesor- los bancos exigen para otorgarles créditos altas garantías y les cobran tasas de interés muy altas. Además, suelen operar en la informalidad, dado que el cumplimiento de las obligaciones tributarias es muy oneroso”.

En la tarea del emprendedor, muchas veces hay que diferenciar objetivos: una cosa es ser artesano y querer mantener ese perfil, y otra cosa es buscar la apertura de un comercio. Estas dos posturas dependen, en gran medida, de los recursos con los que se cuenten, y de la orientación que cada persona le dé a su proyecto. Una de las opciones es pedir un subsidio para comprar materia prima o herramientas para la producción, pero esa vía implica también tener conocimiento sobre cuestiones administrativas con las cuales no todos los emprendedores cuentan. Desde el año pasado se implementó en La Plata el Registro Único de Emprendedores, donde deben inscribirse todos aquellos que posean este tipo de emprendimiento, el cual estipula la inscripción en el Monotributo.

Algunas de las ferias por las que circularon los emprendedores entrevistados son la de “Manos Platenses”, de Plaza Azcuénaga, la cual se define como un programa de economía social perteneciente a la Fundación Pro Humanae Vitae, que ya cuenta con 16 años en la ciudad. Se puede visitar todos los sábados, domingos y feriados del mes. “La tierra sabe”, en el Jardín Botánico del Parque Saavedra, está organizada por la Dirección de Eventos Comunales de la Municipalidad de La Plata y el grupo La tierra Sabe. Abre el tercer domingo de cada mes, y busca fomentar una mirada pedagógica y ecológica sobre los productos y los hábitos de consumo.

Javier Ibarlucía alega que frente a las dificultades en el acceso al financiamiento, el Estado debería intervenir a través de políticas públicas, como pueden ser las incubadoras de empresas o el otorgamiento de créditos dirigidos a estos sectores. Un ejemplo son los fondos de garantías públicas, que otorgan garantías para los proyectos, así los emprendedores pueden acceder a los créditos. “También deberían tener un régimen tributario simplificado para los emprendedores”, afirma el economista.

Otros desafíos que enfrentan los emprendedores es el de mantener el entusiasmo, ya que depende mucho de cuánto se haga en difusión, publicidad y visibilización, para lograr una activación de las ventas. Sabina comenta que toda política que busque impulsar esta actividad tendría que brindar luego los espacios para vender los productos, ya que sino es muy difícil lograr una venta sostenida. En su caso, ella no pretende vivir de la venta de sus productos, sino generar una conciencia sobre el tema de la crianza con apego y el porteo, a diferencia de Martín, cuya expectativa está en abrir un comercio. Cecilia, en cambio, se aferra a la idea de ser laboralmente independiente, y por eso abrió en su hogar la Casatienda, donde se pueden encontrar no sólo su marca sino también la de otros productores independientes.

Emprendedores y emprendimientos, hay de todos los gustos. Invierten energía, recursos y esfuerzos en pos de un objetivo, lo que los convierte en provocadores del futuro y apostadores a una nueva realidad. Gente que mantiene una lucha cotidiana donde muchas veces todo parece depender de uno mismo.

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