Se necesitan cuerpos de bomberos y de defensa civil dotados de buenos recursos

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El incendio de magnitud que se registró en estos días en un lubricentro y lavadero de autos, que afectó a varias casas vecinas en la zona del boulevard 81 y 30 de nuestra ciudad –cuya secuela fue la destrucción total del comercio y serios daños en las propiedades linderas, sin que, afortunadamente, hubiera que lamentar víctimas- deja como conclusión principal la necesidad de contar con cuerpos de bomberos eficaces y rápidos a la hora de enfrentar estos siniestros.

Tal como se informó, en esta oportunidad fueron numerosos los vecinos los que vivieron momentos de extrema tensión, dadas las características dantescas que alcanzó un incendio alimentado por los combustibles muy inflamables existentes en el lugar. A pesar de que no se conocieron aún las pericias oficiales, se indicó que habría sido la chispa de un soldador lo que pudo haber desatado las llamas.

En la zona hubo gritos y corridas, sobre todo a medida de que el incendio se propagaba y se iba agrandando el número de inmuebles afectados por el devastador siniestro, que incluso habría provocado el estallido de algunas garrafas.

Por lo pronto, haría falta disponer de mucho espacio aludir a los muchísimos incendios y siniestros registrados en zonas densamente pobladas, en los que numerosos vecindarios sufrieron las secuelas de esos siniestros que, en oportunidades, se tradujeron en emanaciones de alta toxicidad. En mucho de esos casos, las falencias en materia de defensa civil y la falta de recursos para combatir los incendios y otros tipos de siniestros resultaron, por cierto, alarmantes.

No es necesario aludir a la trascendente tarea que los bomberos tienen su cargo, así fueran incendios de edificios o de pastizales pastizales, como a la importancia de su presencia ante calamidades climáticas que, en ocasiones, suponen la necesidad de evacuar a vecinos. Pero, como bien se sabe, son múltiples las emergencias que suelen quedar a su cargo, desde accidentes domésticos hasta emanaciones tóxicas que pueden poner en riesgo la salud y la vida misma de vecindarios enteros.

También resulta necesario que la comunidad disponga de estructuras preventivas, capaces no sólo de evitar, sino de mitigar la magnitud de catástrofes de esta índole, capacitando a la población en técnicas de primeros auxilios, en maniobras de evacuación y en la forma de comportarse durante estas emergencias. Pero siempre resulta básica la suficiente disponibilidad de cuerpos de bomberos, plenamente capacitados para actuar frente a las emergencias, como parte de los presupuestos básicos de cualquier comunidad organizada.

Frente a la gran cantidad de emergencias de toda índole que se presentan en cualquier parte, estos cuerpos -surgidos como una necesidad hace muchos años- se mostraron siempre activos y eficaces, con comportamientos heroicos en casi todas las oportunidades. Sin embargo, la labor de los bomberos como la de los integrantes de los cuerpos de defensa civil, requiere de que dispongan de recursos idóneos y suficientes, así como de personal con idoneidad y solvencia para actuar. Sería ocioso reflexionar que están en juego no sólo la vida y los bienes de muchas personas, sino cuestiones básicas que hacen a la mayor seguridad de la población.

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