Hallan a una jubilada al borde de la muerte e investigan qué pasó

Tiene 74 años. Estaba en coma, con marcas de ataduras y un golpe fuerte en la cabeza. La internaron

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En coma, con traumatismo severo de cráneo, con marcas de haber sido atada y en un estado general “muy malo”, una jubilada de 74 años quedó internada en terapia intensiva, según un informe médico. Todavía no se sabe bien qué pasó con ella. La sospecha de los detectives es que pudo haber sido sometida a un cautiverio y a todo tipo de maltratos.

A las 2 de la madrugada de ayer, la policía recibió el alerta de que había una persona descompensada. El llamado los convocó a un domicilio de 124 entre 47 y 48, en El Dique. A Beatriz Blanca González la encontraron “tirada en el piso a un costado de su cama, en su habitación, a simple vista inconsciente pero con signos vitales”, describieron fuentes policiales que trabajaron en el lugar.

Ante esa situación llamaron de urgencia a una ambulancia, en la que la paciente fue llevada al hospital Cestino de Ensenada.

El informe médico, que los agentes recibieron una hora más tarde, abrió una serie de interrogantes aún sin respuesta: la mujer fue encontrada en un “estado de abandono extremo, mal oliente, extremadamente sucia, hipotensa y comatosa. Presenta un traumatismo severo de cráneo, herida sangrante de globo ocular derecho, mano derecha macerada, marcas en ambas muñecas y lesiones de dudosa procedencia”.

Ante ese cuadro, González fue llevada a una sala de terapia intensiva, en un “mal estado”. En este marco, su pronóstico es reservado.

Las lastimaduras que se observaron en las muñecas de la mujer “podrían haber sido provocadas por haber estado atada”, explicaron los detectives del caso. El fuerte golpe en la cabeza, según las mismas fuentes, habría sido provocado por un golpe con un palo o fierro.

Este diario estuvo en el lugar y se entrevistó con una mujer que alegó ser “muy amiga” de la jubilada. Ella desmintió de plano que González haya sufrido violencia física y ratificó que fue encontrada inconsciente, pero lo atribuyó a “un coma diabético”.

La vivienda donde se la encontró está situada al fondo de un pasillo. No queda claro si la jubilada y esta allegada viven juntas -tal como sospechan los investigadores- o si cada una tiene su casa.

Locuaz, la mujer que habló con este medio afirmó que fue a visitar a la jubilada al hospital y remarcó que, cotidianamente, “se maneja bien sola”.

La misma versión fue la que escucharon los policías que empezaron a hurgar en la cuestión. “Nos dijo que cenan siempre juntas y en apariencia resulta creíble”, dijo un investigador que, a pesar de todo, tendió un manto de sospecha sobre esas declaraciones.

El caso es investigado como “averiguación de ilícito”. Sirve como desenlace la caracterización que hicieron los policías sobre cómo encontraron la casa de la jubilada: “Había una falta total de higiene y comida podrida. No se observó violencia en las puertas de acceso ni en el cuarto, donde había un fuerte olor nauseabundo, a orina y encierro”.

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