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El país |ANALISIS

Un cambio forzado en el gabinete presidencial

Por MARIANO SPEZZAPRIA

30 de Mayo de 2017 | 02:22
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“Nuestra canciller nos abandona”, afirmó el Presidente con un dejo de decepción. Mauricio Macri acababa de ingresar a la sala de conferencias de la Casa Rosada junto a Susana Malcorra y al jefe de Gabinete Peña. Después del silencio que provocó esa frase, explicó que la funcionaria había decidido dejar el Gobierno. Quedó claro así que la salida no fue por iniciativa del mandatario.

Tanto es así, que Macri le pidió a Malcorra que siguiera vinculada con la política exterior argentina a través de una asesoría con rango ministerial. Y la canciller -lo será hasta el 12 de junio, cuando la reemplazará Jorge Faurie- aceptó. Pero antes le pidió al Presidente que no fuera “efusivo” en la despedida, porque debía “mantener el equilibrio”. Macri cumplió, pero al final le dio un abrazo.

Malcorra hizo un esfuerzo notable por mantener los modales diplomáticos, aún cuando confesó que estuvo en medio de “tensiones” personales que la llevaron a tomar la decisión. Se refirió así a que su familia reside en Madrid, sin precisar que su marido tiene problemas de salud. Desde la capital española, Malcorra encabezará un consejo asesor “para pensar en términos estratégicos”.

Ante una pregunta de EL DIA en la conferencia de prensa, Malcorra abundó: “Los ministros a veces estamos tapados por la coyuntura, que nos cubre. Así se hace difícil pensar a largo plazo. Y es necesario tener una visión del mundo que no sea sólo endógena”, explicó para luego completar la idea: “Una visión del siglo XXI”, en la que “el mundo es y será un factor condicionante”, aseguró.

Durante su gestión como canciller, que redondeará un año y medio, Malcorra ejecutó una política de reinserción en el contexto internacional tras el aislacionismo implementado por los dos últimos gobiernos kirchneristas. En especial, respecto de las potencias de Occidente como los Estados Unidos. También con España, Italia y Francia, con cuyos mandatarios hubo encuentros directos.

Esa reinserción trabajada por la Cancillería, acompañada en materia económica por el cierre del litigio con los fondos buitre, llevó a que la Argentina fuera designada sede de la cumbre del G-20 para 2017 y a que, a finales de este año, sesione en Buenos Aires la OMC. En ese marco, justamente, podría concretarse el postergado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea.

Entre los objetivos no conseguidos por Malcorra, en tanto, figuran su fallida postulación para la secretaría general de la ONU y alguna que otra desprolijidad en la relación con el Reino Unido, luego de que el presidente Macri afirmara que había hablado con la primera ministra Theresa May sobre la soberanía de las islas Malvinas. Ahí Malcorra tuvo que aclarar que eso no se habló.

En el plano regional, la canciller se apresuró a reconocer al gobierno de Michel Temer –ahora cuestionado- en Brasil, tras la destitución de Dilma Rousseff. Si así se diferenció del kirchnerismo, en cuanto a la situación de Venezuela adoptó una postura radicalmente distinta a la del gobierno anterior, que tuvo primero a Hugo Chávez y luego a Nicolás Maduro como socios políticos.

En la conferencia, Malcorra informó que se está negociando la conformación de un “grupo de amigos” de Venezuela para intentar una salida a la crisis política y económica que provoca muerte en aquel país. La canciller también confirmó que la Argentina propone al embajador José Octavio Bordón como secretario general de la Unasur, pero aún no cuenta con el consenso necesario.

Según pudo saber este diario, el reemplazante de Malcorra es un diplomático de carrera pero eso no significa que sea un desconocido en términos políticos para el PRO. De hecho, en el partido oficialista algunos dirigentes le atribuyen al embajador Faurie la idea de que Federico Pinedo fuera presidente por un día para zanjar el conflicto de la transición entre Cristina Kirchner y Macri.

La llegada de Faurie a la Cancillería podría inaugurar una etapa de recambio y oxigenación en el Gabinete presidencial, que en principio se esperaba para después de las elecciones de octubre. Aunque la preocupación que existe en el Gobierno por la persistencia de la inflación y por casos complicados como el de Odebrecht, podría derivar en la salida de más funcionarios nacionales.

El Presidente ya demostró que no es propenso a los cambios bruscos ni resonantes en su equipo de gestión. Sólo desplazó a Alfonso Prat Gay de Hacienda y ahora se le va Malcorra. Tal vez ceda algún otro ministro, como Esteban Bullrich, para que sea candidato en la Provincia. En este país, no obstante, los cambios gubernamentales suelen ser políticamente forzados por la realidad.

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