Los unos y los otros

Edición Impresa

Por Irene Bianchi

“Kilómetro Limbo”, de Pedro Gundesen. Elenco: Claudio Rissi, Osvaldo Santoro, Cristian Aguilera. Escenografía y vestuario: Marcelo Valiente. Iluminación: Marcos Pastorino. Fotografía: Kicca Tomáis. Producción: Becky Garello, Gabriel Guerrero. Dirección: Luis Romero. Teatro La Nonna.

“Habitantes de una villa en Rosario faenan vacas de un camión que volcó”. Tal la noticia publicada el 25 de marzo de 2002 en los diarios locales. Ese titular inspiró al dramaturgo Pedro Gundesen (autor de “Argentinien”, “Ya nada será como antes, Wendy”) a escribir “Kilómetro Limbo”.

“El Nene” (Osvaldo Santoro), conductor del camión jaula volcado, a punto de jubilarse, es auxiliado por “El Taqueño” (Claudio Rissi), un transexual poco agraciado, que vive en una casilla a la vera de la ruta. Dos mundos, dos universos contrapuestos. “Negros de mierda”, repite una y otra vez el Nene, calificando así a los lugareños que se apresuran a faenar las vacas y repartir el botín. “Vecinos con hambre”, explica el Taqueño. Hay un tercer personaje, el Concejal del pueblo (Cristian Aguilera), que –como buen político – intenta sacar tajada del accidente, condicionando la declaración del camionero ante los medios, que se han arremolinado alrededor de la escena dantesca.

“Kilómetro cero” es una descarnada fotografía en blanco y negro de la pobreza, la discriminación, la indigencia, la grieta entre ciudadanos de un mismo país, con visiones y necesidades muy diferentes. Pero también de la solidaridad, la amistad, la compliciadad, la empatía, los puentes que se pueden tender entre dos Argentinas.

Hay unas oportunas pinceladas de humor en la lograda puesta de Luis Romero, lo cual ayuda a digerir esa lacerante realidad.

Claudio Rissi está colosal en la piel del Taqueño. Construye un personaje riquísimo: feroz, vulnerable, patético, tierno, curtido, todos los matices imaginables. Y logran un excelente contrapunto con Santoro, ese camionero prejuicioso que se va sincerando de a poco, y termina construyendo el vínculo menos esperado. Rissi y Santoro son dos animales de teatro, a quienes se les cree cada palabra, cada gesto, cada silencio. Correcto Cristian Aguilera en el rol del oportunista funcionario.

La ambientación y el vestuario recrean con realismo lo sórdido de ese “no lugar”.

“Kilómetro limbo”: una bocanada de buen teatro en La Nonna.

 

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