La reapertura de La Salada, con mucha vigilancia y pocas ventas

Edición Impresa

La noche del sábado era un día especial en Lomas de Zamora. Es que a partir de las 21, y hasta la mañana de ayer, La Salada reabriría sus puertas. Y así ocurrió desde la hora indicada y durante toda la madrugada, con una fuerte presencia policial por miedo a saqueos o nuevas protestas, y con ventas que cayeron hasta casi un 10 por ciento de lo que se registraba comúnmente durante esas jornadas, las más convocantes para la feria.

Así fue que el complejo de ferias La Salada, ubicado en el partido bonaerense de Lomas de Zamora, volvió lentamente a la normalidad, pero con un marcado descenso de la actividad comercial porque “la gente tiene miedo e incertidumbre”, según reconocieron los vendedores luego de los allanamientos de la semana pasada, cuando también hubo detenciones y se desalojaron puestos callejeros.

“Los sábados son los días que nos salvan la semana. Pero este sábado no se vendió nada, vino mucha menos gente”, afirmaba ayer Oscar, un vendedor y vecino, quien dijo que espera “poca venta hasta que se resuelva la situación judicial” de la feria, donde el miércoles pasado hubo más de 50 allanamientos simultáneos y se detuvo a una treintena de personas, entre ellas el denominado “Rey de La Salada”, Jorge Castillo, acusado de “asociación ilícita”.

“LAS VENTAS VIENEN MUY MAL”

En este marco, todas las miradas se centraban en los predios más grandes, como Punta Mogote, Urkupiña, Ocean y la Feria de la Ribera.

Rosa, vendedora de un puesto de Punta Mogote, coincidió con su colega y aseveró que “las ventas vienen re mal. Se vendió apenas el 10 por ciento de lo que se vendía antes. La gente no sabe si venir o no”, dijo la comerciante de ropa femenina, y se lamentó por “no poder salvar la semana” con las ventas de la madrugada.

“Estamos a la espera de qué va a pasar con Punta Mogote”, confesó por su parte Sofía, una vendedora de camperas, quien consideró que “todo esto último que pasó nos hizo peor y encima ya veníamos con un año muy bajo de trabajo”.

Según relataron los vendedores, hubo puesteros desalojados que quisieron instalarse con estructuras más precarias para vender en la calle, pero fueron rápidamente retirados por la policía.

“Acá antes no veías un policía ni de casualidad”, reconoció uno de ellos.

Así, la calle Tilcara, donde se ubicaba la mayor cantidad de los 6.000 puestos que fueron retirados, quedó desolada. Los vendedores de Punta Mogote cerraron sus persianas a la calle y, ya sin las estructuras de fierro sobre las veredas, una de las principales arterias del complejo quedó casi sin gente.

“Los sábados son los días que nos salvan la semana. Pero este sábado no se vendió nada, vino mucha menos gente”

“Vienen muy tranquilas las ventas”, dijo Luis, un vendedor de jeans en Urkupiña, mientras que Miguel, del local de al lado, se mostró más desilusionado y aseveró que “están pésimas las ventas, no se vendió nada. Esperemos que todo vuelva a la normalidad, para mí la gente se asustó”, opinó Luis.

En tanto Liliana, “una compradora de hace muchos años” de La Salada, aseguró que le da “tristeza” lo que sucedió.

“Queda mucha gente sin trabajo, son familias con chicos”, se lamentó y contó que “un sábado normal te codeabas con toda la gente para comprar y esta vez no hay nadie”.

Cabe destacar que, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), “La Salada” tenía operaciones comerciales por 20 millones de dólares diarios, y explica el 70 por ciento del comercio ilegal en Argentina, abasteciendo de mercadería a unas 600 ferias más pequeñas del resto del país.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE