España, después de Atocha

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El terrorismo yihadista golpeó ayer por segunda vez España, ahora en Las Ramblas de Barcelona, trece años después de que el 11 de marzo de 2004 Madrid sufriera la mayor masacre de este tipo vivida en Europa, con 192 víctimas fatales.

Hay coincidencias entre distintos analistas en dos factores que dejan al descubierto este ataque reivindicado por el Estado Islámico (ISIS).

En primer lugar que a España le llegó el fin de la inocencia. Durante años se creyó más por ingenuidad que por razones lógicas, que el reino luego de la masacre en la estación madrileña había dejado de ser un blanco de los grupos fundamentalistas islámicos.

España sufrió aquél marzo de 2004 el mayor atentado yihadista de su entorno europeo, con la explosión de once bombas de manera casi simultánea en cuatro trenes de Cercanías de Madrid.

Desde entonces, España, que estaba en alerta cuatro, un punto menos que la alerta máxima, se había librado de esta barbarie terrorista.

Hasta ayer, cuando una furgoneta irrumpió contra una multitud. Dicen que la CIA había alertado de este ataque.

El segundo punto que también quedó en claro es lo peligroso de la metodología empleada.

En efecto, el atentado perpetrado ayer es del mismo tipo que los protagonizados con vehículos por yihadistas en los últimos meses en diferentes ciudades europeas, el último de ellos el 3 de junio, cuando tres terroristas irrumpieron con un auto en el puente de Londres, arrollando a los transeúntes.

operativos

Desde 2004, los Cuerpos y las Fuerzas de Seguridad del Estado han realizado 220 operaciones contra sus posibles autores. El número de detenidos en España en estos trece años transcurridos se ha elevado a 723, según datos oficiales del Ministerio del Interior, actualizados el pasado 7 de agosto en una estadística oficial colgada en su página web.

En lo que va de año, se han realizado 36 operaciones (una misma operación se ha podido desarrollar en varias ciudades), con un total de 51 detenidos.

Durante 2017, el mayor número de operaciones se han producido en la provincia de Barcelona y en la Comunidad de Madrid.

Pese a semejante esfuerzo, queda claro que la nueva metodología que emplea el yihadismo no sólo puede ser menos mortífera que las bombas, pero generan un gran sentimiento de indefensión.

 

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