La joven diva del terror tiene acento argentino

La actriz con raíces criollas es el nuevo rostro del género: mientras prepara la secuela de “Fragmentado”, analiza una oferta para la remake de “Nosferatu”, que sería su séptima cinta de horror

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La joven actriz con sangre argentina Anya Taylor-Joy toma Hollywood por asalto: con apenas 21 años y menos de tres años en el mundo de la actuación, ya se ha transformado en la preferida de los directores de terror, al punto que luego de emerger en escena como protagonista de la perturbadora “La bruja” y de brillar junto a James McAvoy en la sorpresiva “Fragmentado”, acaba de ser convocada para trabajar en “Nosferatu”, remake el clásico de terror de 1922 de F.W. Murnau.

Cinta clave dentro del cine expresionista alemán, su trama se centra en la figura de un aterrador vampiro, que significó la primera gran aparición cinematográfica de los inmortales “chupasangres”. La remake de esta cinta, en el marco de una Hollywood con “secuelitis”, estará a cargo de Robert Eggers, el cineasta detrás de “La bruja”, la cinta críticamente aclamada que marcó el despegue de Taylor-Joy.

Para la intérprete criada en Argentina y que habla en un castellano cargado de “boludo” y otros usos criollos, y que lleva en las venas sangre española e inglesa, por su madre, y escocesa-criolla, por su padre, sería el séptimo proyecto del género en una filmografía que cuenta con nueve créditos: , convertida definitivamente en la joven diva del terror, además de filmar “Barry” (biopic de los primeros años de Obama) y de preparar para 2018 “X-Men: Nuevos mutantes” (ver aparte), Taylor-Joy trabajó, además de en “La bruja” y “Fragmentado”, en “Morgan”, un thriller de ciencia ficción, y estrenará este año “El secreto de Marrowbone” (cinta española que se verá por primera vez en el Festival de Toronto, en septiembre) y “Thoroughbred”, además de haber sido confirmada para la secuela de “Fragmentado”, “Glass”.

LA FAMA

“Tengo mucho más miedo a perder el amor que tengo por mi arte que a todas las cosas que trae (la fama de) Hollywood”, asegura, con tanto trabajo, Anya, y agrega que “yo no quería ser famosa, yo quería ser artista. Y creo que lo estoy haciendo. Pero en este mundo tan competitivo ayuda si eres un poquito famoso porque significa que la gente ve más tus películas. (La fama) es un lado del trabajo que me da un poquito de miedo, pero la verdad es que amo tanto lo que hago que no puedo parar”.

Claro que la fama la ha llevado a convertirse en la nueva “chica Shyamalan” apenas dos años y medio después de convertirse en actriz, y a trabajar junto a James McAvoy (el joven Charles de “X-Men”) en “Fragmentado” y, próximamente, en “Glass”.

“Me deslumbró cuando vi la película. Te das cuenta de qué personaje es solo por cómo mueve la cara. Eso es de un gran actor. Aprendí mucho de verlo tan de cerca”, dijo sobre McAvoy. “La actuación es un baile, estás reaccionando no solo a lo que los actores te están diciendo sino también a su energía. Y James no solo movía la cara, cambiaba el acento o su modo de hablar, sino que la energía de la escena era diferente y yo me daba cuenta rápidamente de ‘con quién’ estaba hablando”, detalló.

De su experiencia con el director indio, Anya afirmó que “cambió cómo actuaba yo totalmente. Cuando hice ‘La bruja’ y ‘Morgan’ estaba actuando solo con mis propios sentimientos, estaba trayendo sólo mis propias valijas y no empatizaba con el personaje. Shyamalan me mostró cómo actuar desde un punto de vista de amor a tu personaje”.

 

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