Salvaje asalto a un vecino en su casa del barrio El Mondongo

Fue anteanoche en Diag. 79 entre 62 y 63. Le sacaron $ 58 mil que había cobrado de un seguro

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Víctima de la inseguridad dos veces en cuatro meses, un hombre de 65 años vivió una odisea en su casa de El Mondongo cuando un par de ladrones lo sometió salvajemente con golpes y cortes en el cuerpo, en un asalto que se supone que fue al voleo.

Eran las 23.30 del sábado. Félix se había quedado 20 minutos en la vereda de su casa, en diagonal 79 entre 62 y 63, con un conocido. Antes de irse, esa persona quedó en regresar para devolverle algo. A los tres minutos, cuando llamaron a la puerta, la víctima creyó que se trataba de él.

Antes de abrir la puerta, lo llamó por su nombre y preguntó si ya había regresado. Los dos ladrones que estaban del otro lado le mintieron para tener acceso.

“Entraron como balas. Los dos eran grandotes, uno tenía 20 años y el otro, 35. No tenían pistolas, pero sí una botella de cerveza”, describió Félix, en diálogo con este diario.

De entrada, le partieron el envase de vidrio en la cabeza, para después darle varias trompadas en la cara. El hombre se vio superado por la situación e intentó defenderse. Todo empeoró el cuadro y la lucha fue encarnizada.

Al damnificado siguieron sometiéndolo a golpes. Su intento por frenar los embates de la botella rota sólo sirvió para que también se le lastimara una mano.

Mientras el pasillo de acceso a la casa empezaba a cubrirse de sangre, uno de los delincuentes entró a la casa y se dedicó a buscar en los muebles de una habitación.

“Menos mal que encontraron rápido la plata”, se consoló Félix. En efecto, a los pocos minutos de haber entrado, los intrusos ya tenían lo que buscaban.

Incluso, parecía superar sus expectativas. Eran 58 mil pesos -una parte de esa suma era en dólares- que los ladrones no esperaron encontrar en esa modesta propiedad.

Félix fue víctima de la inseguridad dos veces. Esa plata que terminó en manos ajenas pertenecía a un seguro que cobró recientemente, en compensación por su auto, atacado por quemacoches.

El Renault Clio había sido incendiado en Villa Argüello hace unos cuatro meses. Que el hombre tuviera esa suma hace poco en su casa alimentó la hipótesis de que el robo fue planeado.

Sin embargo, esa sospecha pareció quedar lejos. Hoy los investigadores se inclinan a creer que el par de ladrones actuó al voleo, sin demasiada previsión por no dejar huellas.

Con el labio partido, un ojo negro y cicatrices por toda la cabeza, Félix fue asistido por un familiar y por la Policía. Fue llevado en una ambulancia al Policlínico. Después volvió a su casa a descansar.

 

 

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