Protestas y un nivel de hostilidad nunca visto

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Como ocurre en cada visita papal, Francisco dejó varias sorpresas en Chile: casó a una pareja durante un vuelo, paró su caravana para ayudar a un policía tras una caída y lloró con víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.

Pero el Pontífice enfrentó también protestas y un nivel de hostilidad nunca visto en un viaje de este tipo en la historia moderna. Las manifestaciones en su contra tuvieron que ser disipadas con gases lacrimógenos, atacantes quemaron al menos 11 iglesias católicas y se hallaron panfletos que amenazaban a Francisco diciendo que “la próxima bomba estará en tu sotana”.

“Este tipo de violencia durante una visita papal no tiene absolutamente ningún precedente. Y Chile es históricamente una nación católica”, dijo Andrew Chesnut, director de Estadios Católicos en la Virginia Commonwealth University.

“Estos actos violentos pueden ser los primeros en la historia de los ‘papados viajeros’”, dijo Massimo Faggioli, profesor de teología en la Villanova University de Filadelfia. “Esto es sorprendente porque se supone que Latinoamérica es un territorio cordial hacia Francisco”, el primer pontífice natural de la región.

Chile cambió de forma radical, desde su economía a la política, en menos de una generación. Estos cambios, combinados con el escándalo de un sacerdote pedófilo y lo que muchos alegan que fue una respuesta errónea de la iglesia, ha acelerado el distanciamiento de la sociedad del catolicismo. El año pasado, el 45% de los chilenos se identificaban como católicos, una fuerte caída con respecto al dato de hace apenas una década, que rondaba el 65%, según la encuesta anual Latinobarómetro.

Una de las decisiones más controvertidas de Francisco -nombrar a un obispo chileno con estrechos vínculos con el sacerdote pedófilo más conocido del país- tensó los ánimos. Ya con Francisco en el país, ardieron varios templos más, además de tres helicópteros. No está claro quien perpetró los ataques. En el exterior de algunas iglesias se hallaron panfletos de apoyo a la causa mapuche. En otra, los folletos amenazaban al pontífice.

La quema de iglesias es una táctica empleada con frecuencia por grupos radicales mapuche: casi dos docenas fueron atacadas en los dos últimos años. Las 11 dañadas en apenas unos días podrían ser un posible indicio de que los grupos responsables consideraron la visita como una oportunidad para llamar más la atención sobre su causa.

Otros grupos protestaron contra el papa en sí. Mientras Francisco oficiaba una misa en un parque de Santiago el martes, policías antimotines emplearon gases lacrimógenos y arrestaron a docenas de personas que intentaban marchar hacia el acto.

Antes de partir de Chile, el Pontífice realizó declaraciones que eclipsaron toda su visita. Preguntado por su defensa del obispo Juan Barros, el antiguo protegido del sacerdote pedófilo, el Papa dijo que no había pruebas de que Barros conociese los abusos y calificó de difamatorias las acusaciones en su contra. “Luego de decir esas cosas, si regresa aquí la recepción sería aún peor”, señaló Erivano Luna, un técnico informático en Santiago. (EFE)

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