Un hombre discutió con otro por el lugar en la cola del súper y le pegó cinco tiros

Por el caso fue detenido un jubilado de 72 años. En su casa tenía hasta un proyectil de mortero. La víctima, de 57, está muy grave

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“Cuando salgas de acá te voy a matar”, le prometió un jubilado al vecino con el que discutió por el lugar en la cola de un supermercado de Quilmes, aunque nadie tomó a la advertencia demasiado en serio. Hasta que escucharon los tiros. Y la víctima cayó malherida en la vereda, con cinco disparos que anoche lo mantenían en estado crítico.

El agresor, de 72 años, fue detenido. En su casa secuestraron un proyectil de mortero, una granada de mano, municiones y cargadores de ametralladora

El hecho ocurrió el domingo a la mañana en la puerta del Carrefour de Humberto Primo y Lavalle, en el centro quilmeño, donde Roberto Cavana (57) realizaba unas compras y comenzó a discutir con otra persona que lo amenazó de muerte. Cuando Cavana se retiraba fue abordado por esa persona que, blandiendo un arma de fuego, lo atacó y le causó varias heridas.

Efectivos de la comisaría 1ra. de Quilmes hallaron a la víctima tendida en el suelo junto a un revólver .38, varias vainas y un cuchillo. En un rastrillaje por la zona detuvieron al acusado, José María Scrocchi (72).

El hijo de Cavana aseguró que su padre recibió seis balazos y dos puñaladas y permanece internado en estado delicado, en coma inducido, en el hospital Iriarte de Quilmes, aunque no pueden alojarlo en terapia intensiva “porque los ascensores están rotos”.

Walter Cavana opinó que lo que le pasó a su padre “fue una locura” y que el agresor “estaba preparado para matar”.

“Mi papá esta delicado, le tuvieron que cortar el hígado, tuvo hemorragia interna. Según me dijeron los médicos, recibió seis impactos de bala, cuatro en el abdomen y dos en las piernas, más dos heridas de arma blanca en la espalda”, aseguró el hombre.

Además, dijo que a su padre “lo salvó un vecino que le sacó al agresor el arma de fuego y otro chico que le sacó el cuchillo”.

El fiscal de la causa, Martín Conde, dispuso un allanamiento de urgencia en el domicilio del imputado, en pleno centro comercial de Quilmes y a tan solo una cuadra del lugar del hecho. Secuestraron dos cargadores de ametralladora Uzi, siete municiones calibre 7,62 en cadena de engarce, una granada de mano sin espoleta ni sistema de iniciación, un proyectil de mortero Italaza de práctica y una caja con 48 cartuchos calibre 22 largo.

Gustavo Trimarchi, abogado del imputado, dijo que las municiones antiaéreas “tienen cuarenta años y están en desuso, al igual que los cargadores”.

“No tiene familia, vive en condiciones paupérrimas y creo que la depresión y la falta e tratamiento idóneo a los largo del tiempo lo han llevado a padecer una serie de patologías (…) No sólo enfermedades como la diabetes, sino otras de corte psiquiátrico”, describió.

El abogado contó que “hace treinta o cuarenta años” que Scrocchi “se divorció, cayó en una profunda depresión y se recluyó”, por lo que actualmente “es prácticamente un ermitaño” que “recorre las calles con su perro y es muy querido en su barrio”. El abogado remarcó que Scrocchi “no registra un solo antecedente” penal y que “hace treinta años resultaba legítimo usuario y portador de distintas armas de fuego”.

 

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