A dos minutos del juicio final

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El “Reloj del Juicio Final”, un símbolo dirigido por un grupo de científicos sobre los riesgos que afronta el mundo, se paró ayer a dos minutos del desastre total, un margen que no era tan estrecho desde la Guerra Fría.

Los insultos del mandatario estadounidense, Donald Trump, y el cruce de amenazas entre Corea del Norte y su país son algunos de los principales motivos que han llevado al grupo de expertos a acercar el minutero treinta segundos hacia la medianoche, la hora figurada del juicio final.

El nuevo movimiento hacia ese mínimo histórico de la aguja supone trazar paralelismos entre la situación actual y la vivida en 1953, en plena Guerra Fría, después de que soviéticos y estadounidenses realizaran sus primeras pruebas termonucleares en un plazo de tan solo seis meses.

El progreso del programa militar norcoreano, las tensiones en el sur de China, el incremento de armamento atómico en Pakistán e India, la escasa certidumbre sobre la continuidad de EE UU en el pacto nuclear con Irán o las propias relaciones entre Washington y Moscú para el desarme fueron otros de los argumentos esgrimidos por los científicos.

Se trata del segundo año consecutivo, ambos después de que Trump fuera elegido presidente, en el que el comité reduce en treinta segundos la distancia al fin del mundo. Bajo el Gobierno de Barack Obama (2009-2017), la organización redujo en dos ocasiones el plazo hacia medianoche, pasando de seis a tres minutos. El momento en el que más lejos se ha encontrado la aguja de la medianoche fue en 1991, con la Guerra Fría oficialmente finalizada y el reloj retrocediendo hasta los 17 minutos de margen.

En la presentación del informe, el equipo de expertos enfatizó el abandono de EE.UU. de su liderazgo internacional en la lucha contra el cambio climático, entre otras decisiones desreguladoras.

El proyecto del temido minutero arrancó después de que la carrera internacional por el armamento nuclear viviera su episodio más oscuro con el lanzamiento por parte de EE.UU. de las bombas atómicas de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki en 1945.

 

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