Ahora llega el tiempo de la Justicia

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Por Luis Moreiro

lmoreiro@eldia.com

Bajo las frías y turbulentas aguas del Atlántico Sur, a más de 900 metros de profundidad, los 44 tripulantes del ARA San Juan duermen el sueño de los héroes. Apenas pasada la medianoche del viernes y con la confirmación del hallazgo de los restos del buque, se cerraba el doloroso capítulo de la vigilia de los cientos de familiares que durante un largo año, velaron a sus seres queridos sin saber, siquiera, en que recóndito lugar de la inmensidad del mar, podrían arrojar una flor, o rezar, o llorar con la certeza de saber dónde estaban los suyos.

Se le rendirán, ahora, a los 44 tripulantes, el incomprensiblemente negado derecho de tener como tardío reconocimiento, una declaración de Duelo Nacional.

Recuperar los cuerpos es el unánime reclamo que ya une a los familiares de los 44 marinos. Tarea que, más allá de las voluntades o de los lógicos derechos que les asiste, enfrenta una factibilidad más que complicada.

Pero, más allá de las innegables cuestiones humanitarias que del hallazgo se desprenden, desde los primeros minutos del sábado, se abrió otra etapa. Tan o más importante que la anterior y es la que se relaciona con la investigación judicial que debe avanzar, ya con la prueba del casco hallado, sobre las responsabilidades que llevaron a la tragedia.

Serán las imágenes que se puedan obtener pruebas clave a la hora de iniciar los peritajes.

Pasados los lógicos y necesarios momentos de dolor y de congoja, todos los ojos se depositarán en un juzgado de Comodoro Rivadavia donde, se espera, la Justicia arroje luz sobre las incógnitas que aún se plantean.

Quedarán bajo la lupa de la Justicia las responsabilidades no sólo del personal de la Armada, sino también del poder político.

Cuarenta y cuatro héroes, cuya tumba es el mismo navío en el que se encerraban con sus sueños, esperan una respuesta.

Los familiares exigen Justicia. Y detrás de ellos se encolumnan millones de argentinos que tomaron la causa del ARA San Juan como si fuera propia.

Todos esperan que, al menos por una vez, la verdad surja a la luz.

Y que paguen como se debe los que tengan que pagar. Y ese será, tal vez, el mayor homenaje que se le pueda rendir a los que duermen en el fondo del mar.

 

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